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Por Chaska Combeaux
Trabajo de finalización del diplomado en terapias y medicinas milenarias

Introduciendo la palabra con un agradecimiento a los Ancestros que atravesaron el tiempo para dejar sus huellas a través de los Seres presentes en ese diplomado, que nos recuerda como somos parte del gran tejido de la Vida. Agradezco a los hermanos que intervinieron en ese diplomado ofrecieron su tiempo y sus palabras. Agradezco a Atahualpa por hacer realidad esos encuentros bellos, abriendo el conocimiento ancestral, en tiempo de Pachakuti[1].

Recordando las memorias a través de la palabra de los Hermanos que compartieron un poco de su camino y de las memorias necesarias para continuar soplando los rezos que se sintieron desde lejos.

Esas líneas son las que resonaron de mi Ser y lo que dejo para quien tomara el tiempo de leerlas, sentirlas y escucharlas. Tal vez, es un poquito lo que puedo dar después de todo lo que recibí. Un primer paso hacia ese gran trabajo de equilibrar.

Ese diplomado me hace pensar al puente que necesariamente se abrió y se camina desde años para honrar memorias en tiempo donde se necesita. Ahora estamos en este tiempo, no solo para recordar – recordar podría ser esa etapa previa – y lo que viene muy fuerte es cuándo escuchamos (re-escuchamos) la memoria, cómo caminamos?

Como menciono el Hermano Aymara Ruben Sariza, la espiritualidad ancestral es muy sencilla. Sencilla en el sentido de sentir como lo sagrado es por todo lado, porque la Vida en sí, es Sagrada. Sencilla en esa gran intención de ser busquadoras, busquadores del bien común, del buen vivir, del “Sumaq Kawsay” (como lo había escuchado en runasimi).  Y sencillo no quiere decir fácil sobre todo en este nuevo tiempo. Es retomar el camino de esa simplicidad que requiere mucha consciencia y dedicación. Los códigos ancestrales son muy sencillos y a la vez muy exigentes en esos tiempos de desorden.

Reordenar … La mente, y de ahí todas las cosas

Esas líneas son para mí como un primer acto de reordenar lo que recibí en este diplomado. Y reordenar fue como la flecha importante y relevante que pude escuchar a través de las voces ofrecidas. Reordenar aquí escribiendo, como esa invitación a reordenar a dentro de cada uno de nosotros para caminar danzando con la Vida, y no tropezando.

La misma esencia vino a medida de los encuentros, con palabras distintas recordando también como cada uno en su propia historia puede dejar su sople de Amor.

Reordenar permite ver más claro dónde queremos ir. En esa gran auto observación de sí mismo podemos primero dejar el silencio entrar para reordenar nuestra mente. Tomar ese silencio como una gota de sabiduría.

Ordenar la mente seria como el primer paso en el cual nuestro mundo este invitado. Ahí vienen varios hermanos que compartieron esa relación antigua de los Humanos con el mundo vegetal, aliados en nuestra Tierra. En el mundo Andino, por ejemplo, grandes abuelos, maestros que son el Tabaco y la Coca permiten guardar la memoria de los ancestros y la presencia ordenada para escuchar, sentir, hablar y actuar. “La Coca es como el dulce de la Madre, y el Tabaco es la esencia del padre creador”, como nos permitió recordarlo Alejandro Sanzón. Sentir esas palabras nos permite retomar el camino amplio de la relación con Todo, de la interconexión real que existe entre todo, entre todos. Saber que en el sople del Tabaco, existen los ancestros que miles de años aprendieron a avanzar, a trabajar, a evolucionar con su fino humo, nos permite ir en senderos mucho más dulces, amplios y sabios, donde podemos sentir que nunca estamos solos. Me hace recordar en una ceremonia que hice con la Ayahuasca, que se me presentó el Tabaco, y cuando estábamos conversando los dos, me mostro su presencia firme y clara. Sentí como fumando, mi palabra estaba más fina, más clara, más “ordenada”, como pronta para abrir rezos aliñados desde del corazón.

Darío Rodriguez dejo también esa palabra de “caminar serenos”, aportándonos otra perspectiva de esta palabra “SER ENOS” (Este Norte Oeste Sur). Caminar abrazando este plano horizontal sin olvidar de escuchar todos los caminos, para después poder ordenar los sentidos y las direcciones. Recordando con humildad que somos parte de la Verdad, pero la Verdad existe en la unión de todos, como se lo nos dejó Alejandro Sanzón. El “ordenar” requiere entonces un “escuchar muy profundo”, y desde esa escucha poder ofrecer, cuando es tiempo, nuestra palabra dulce.

Marcela Guerra complemento el ordenar nuestras vidas invitando a mirar nuestras relaciones “¿qué relaciones quiero guardar?”, “¿cómo cuido a mi familia, a la tierra, a mi cuerpo?” ¿De qué alimento me nutro? Como mencionado antes, eso tal vez no fuese desafío en un antes, simplemente comiendo lo que la Grande Pacha nos daba. En tiempo de mundialización, donde todo se encuentra en los supermercados, es la fuerza del consumismo que quiere tomar el poder y desequilibrarnos, por eso es muy sutil y valioso siempre mirar desde un ojo claro, sano, limpio, honesto: ¿qué compro? ¿Dónde pongo la energía del dinero? ¿Qué nutro? Tan fácil cerrar los ojos delante de ese monstro del consumismo. Como si estamos siempre en esa línea fina de poder caer del lado del desorden, del consumo… A la vez, las sabidurías compartidas recuerdan que caerse dentro del consumismo puede ser visto como parte del camino también. Lo importante, es darse cuenta cuando nos caemos, para levantarnos. Abrir los ojos, y reajustar en el Amor, escuchando las enseñanzas. La propuesta de las memorias de nuestros ancestros es de volver al equilibrio[2], sin negar, juzgar, y más bien observando ‘en Tiyoweh’[3].

Reordenar requiere poner las cosas en su lugar siempre recordando que todo está en interconexión, en interrelación con todo. “Las cosas puestas en su lugar” no significa que son separadas, solo permite ver más claro para poner nuestra palabra, nuestras acciones en movimiento relacionadas con esa clareza y orden.  Por eso requiere ese silencio lleno de Vida, esa presencia amplia para escuchar; y dese escuchar, poder ver. Escuchar de dónde hablamos ¿Hablo desde una emoción?, ¿Hablo desde una “herida” ?, ¿Hablo desde una necesidad centrada en mi “yo” ?, ¿hablo desde un lugar más sabio y amplió que supo acoger la emoción, la herida, el aprendizaje, mis necesidades y las de los demás, la visión de los abuelos, las consecuencias para la Tierra etc.?

Al final reordenar es poder ir respirando más consciente, más presente a la Vida para poder justamente desde ese lugar, actuar.

Como camino mis palabras, como mis palabras se vuelen acción concreta: del viento a la Tierra

“Palabras son valientes escuchar si las llevamos en acciones concretas” dijo Darío Rodriguez, y completo así: “Conocimiento sin acciones se lleva al viento”. El gran desafío en ese ahora viene, con el alimento del recordar, de poder caminar. ¿Como podemos ser memorias vivas caminando? ¿Como caminamos hoy y como queremos caminar? ¿Qué ajustes llevar en nuestras vidas? El hermano Darío nos dejó también ese soplo: “La mejor forma de decir, es hacer”, volver tangible nuestras palabras, traer el viento del corazón a la Madre Tierra materia. Es un desafío. Y me parece bello verlo así para guardar el eje.

Alejandro Sanzón nos invitó a mirar, en la última clase también, que esos diálogos compartidos no se queden encerrados en ese diplomado, no se “petrifiquen” usando su palabra. Más bien, él nos invitó a ver cómo podemos apropiarnos esos diálogos, para a nuestro turno inspirar, siendo y haciendo, y no diciendo al otro como tendría que hacer.

El conocimiento antiguo que viene hacia nosotros, y que vive en nosotros, es como una clave fuerte, una inspiración necesaria para acompañar nuestros hijos. Y acompañarlos, es poder también observar como ellos integran la Vida en su propuesta presente. En sus palabras, Alejandro Sanzón nos lleva a explorar cómo podemos ser creativos para acompañar la miel tan fina y dulce que nos dejaron nuestros ancestros para permitir que las generaciones futuras puedan sentir más allá del desorden obnubilado con el poder, y reencontrar la miel guardada, como él dijo. Como si ellos (nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos…) son como los colibrís de nuestros rezos y rezos de nuestros antepasados y van a poder beber el néctar de los códigos de la Vida guardada, y volar creativos en este mundo actual. Dejar de pensar que lo antes puede volver, o sería mejor, sino más bien, crear, en confianza, en paciencia, nuevos tejidos, sin mezclar de cualquier manera, sino honorando los colores pasados y dibujando nuevas formas, nuevos tiempos, como nos abrió esa reflexión Alejandro Sanzón. Un ejemplo de estos nuevos tejidos, son esas clases virtuales donde no estamos sentados en círculo alrededor del abuelo fuego, pero si en presencia y escucha profunda detrás de una tela de computadora. Abriendo nuevos círculos que permiten expandir en conocimiento.

Energías Complementarias, caminando en equilibrio

En esa turbulencia de esa sociedad dicha “occidental” donde la mente quiso tomar todo el poder, se olvidó que sin el corazón no puede continuar la gran propuesta. Es como si estamos desequilibrados avanzando solo con la mente.

Ahí viene la cuestión de las energías hucha y sami[4], mencionadas por Marcela Guerra, que recordaba como los ancianos sabían manejar esas energías para reequilibrarlas. En nuestros tiempos, es como si necesitamos bastante retomar el camino de masticar en consciencia las energías huchas, para no mantenerse dentro de ellas, sino que sean alimento para transmutar. Volver a tomar tiempo de conexión en/con la naturaleza y nuestra naturalidad, se vuelve Vital. Vital por nosotros y para nuestros hijos que nacieron dentro del desorden.

Siempre la gran invitación de las memorias es volver a captar la energía del corazón hasta nuestras acciones. Llevar a nuestro hacer lo que aprendemos, recordando. En esa conciencia que todo es Vida, ya no es tiempo de pelea, sino del Amor que transforma, porque todo puede ser transformado. Y cuando estamos activados en esa energía, no podemos ser dañados por otra. La invitación es ‘re’aprender a espejar la energía Sami y digerir la energía Hucha.

La dualidad hace parte como lo mencionaron varios hermanos de ese diplomado. El contexto moderno nos desconectó de esa gran clave que nos permite caminar de manera más amorosa buscando el equilibrio y no el camino del bien que sería opuesto al camino del mal.

La propuesta del mundo actual en la concepción del “bien” y del “mal” nos permite también ver como entramos fácil en el juego de juzgar el otro, pero cuando nos miramos más profundo, podemos ver que llevamos todos la misma historia de la Humanidad. Desde la perspectiva de los pueblos originarios de Amaruca[5], la palabra y cosmovisión (que podría ser cosmovivencia, tan lo importante es como lo vivo, más que como lo miro), puede ayudar a salir de ese clivaje que se abrió en el mundo del “bien y del mal”, como si había “un buen camino” olvidando que todo hace parte. Una herramienta en esos tiempos que permite acceder a esa conciencia y salir de la dualidad podría ser las constelaciones familiales. Cuando las practico, observo con gracia, en el cierre de esos encuentros, que las personas que participan mencionan esa tomada de consciencia, que las heridas de nuestros antepasados existen y resuenan en todos al final. Me inspira a pensar que esas herramientas que se multiplican en varios países (y que son inspiradas de prácticas antiguas) permiten abrir caminos para desaprender esa dualidad que separa y más bien sentir la dualidad que se complementa. Sentir como somos todos parte de la tela de la Vida y juntándonos podemos abrir caminos de sanación más poderosos.

También, en otro ángulo, lo leí de Ñaupany Puma[6]: “Cada vez que termina un ciclo nos encontramos al inicio de uno nuevo, pero a un nivel superior en la espiral de nuestro desarrollo. En este tiempo de cambio la vida nos quiere preparar para que volvamos a estar en equilibrio, lo que se encuentra en oscuridad sale a la superficie para ser aclarado tanto en lo personal como en lo global”.

Otra arte que se nos transmitieron los abuelos nos recuerda Alejandro Sanzón, es de aprender a “dar la vuelta a las cosas”. Dar la vuelta seria como primero poder ver y acoger lo que es tal como es, no escaparse o sentirse victima (sino es la mejor manera de perder nuestro fuego interior, nuestro poder personal), para actuar con fuerza y coraje. Dar la vuelta en lo que sentí escuchando, es estar consciente de la propuesta, y dentro de un espacio de mucha confianza y humildad, transformar lo pesado con Amor, transformar el alimento pesado en nutriente. Esa herramienta permite entrar en el corazón mismo de las cosas, sin pelear, sin perder energía en peleas. Me recuerda como en un trabajo dentro de la cárcel era prohibido todo tipo de alimento, fuego, flores, incensio etc. Un compañero de trabajo y yo aceptamos la propuesta, sin apegarnos a lo prohibido, sino conectándonos a la esencia del proyecto que era “cuidar de sí mismo para cuidar los demás y la Vida”. Conectados al corazón de la propuesta y a nuestros corazones hicimos talleres con palo santo, flores, semillas, cacao para poner dentro de esas torres de cemento sin Vida, más Amor, Vida, Belleza, Humanidad. Recuerdo que es como si el palo santo se volvía invisible o tal vez más visible a tal punto que nada le podía dar frenos. Entrando por la puerta de la prisión donde todo está prohibido y poder vivenciar rituales con las plantas abuelas, coca, palo santo y cacao fue muy transformador. Los participantes contaron a uno de esos talleres que sintieron los ancestros con nosotros, una fuerza grande que acompañaba el momento. Dar la vuelta es una herramienta muy poderosa y sutil que nos legaron nuestros ancestros, porque permite estar presente y firme delante de cualquier cosa, y al mismo tiempo, es poder ser muy atentos, pacientes y claros para danzar sin puntos de choque, y más bien danzando y ser fluidos como el Agua. 

En ese camino del reordenar las cosas, de buscar y entrar en equilibrio, los antepasados aprendieron bastante con el mundo vegetal que son como maestros legados para avanzar.

Herramientas para el camino que nos legaron los ancestros, lazos con el mundo vegetal

Dentro de los encuentros, se abrieron espacios de relación con la sabiduría de las plantas, que acompañan desde miles de años el camino de la Humanidad en toda la Tierra. El ejemplo fue aportado por Wilmer Vega con el Cannabis que está en ese lazo intimo con pueblos humanos desde más de 12 000 años, y acompañó tanto el desarrollo espiritual que la sanación. Aquí en nuestros territorios de Amaruca, los pueblos originarios trabajaron desde miles de años con plantas llamadas hoy “maestras” por enseñar, mostrar caminos a la humanidad. Conocidas de más en más por todo el planeta en estos tiempos, hemos hablado entre otras de la Ayahuasca, originaria de la amazonia y de la Wachuma, originaria de los territorios de los valles y montañas de los Andes.

Unas de las herramientas también, pueden ser el sahumerio, que limpia y transforma el campo energético. Siempre guardando la palabra de Alejandro Sanzón, de ser creativos, sin imponer. Sin decir que tal cosa es la que todos tenemos que hacer, sino sentir como resuena. Es la misma propuesta que nos hizo el hermano Salvador Abarzua, compartiendo su camino con la Ayahuasca. Observando como ella puede servir y abrir caminos para la Humanidad, pero también no pensando literalmente de que “es ella para todos”. Abrirse a las propuestas del mundo vegetal, es un camino de dedicación, disciplina, con mucho respeto. Las plantas son un camino extraordinario para caminos de sanación y evolución en respeto a la Madre Tierra, pero recordando de tomarlas con Humildad y Respeto y un trabajo de gran manejo con la integración también. Por eso se necesita una dedicación y poder aprender con ellas.

Pedro Ticona Salas nos compartió la relación entre la Wachuma y el Ser Humano, y dentro de ello, el proceso de preparación que requiere esa conciencia amorosa de preparar, estar en relación con un ser vivo, y trabajar con el espíritu de la planta. Recordemos aquí que Wachuma viene de las palabras en runasimi, wachay (cortar o separar) y uma (cabeza). Ósea es la que nos permite salir del dialogo puro mental, para entrar en espacios más claros de consciencia. Aquí entendemos como en nuestros tiempos donde, como mencionado antes, la mente se tomó todo el poder y nos desconectó del corazón, la sabiduría de esa planta maestra puede ayudar a guiar el ser Humano, como lo hizo antes.

Y desde ahí viene la gran pregunta de cómo abrir espacios de consciencia que nos permiten las plantas, en un eje muy delicado de no caer en una forma de turismo espiritual como lo podemos observar ahora en el planeta. Las plantas han abierto caminos de consciencia en ese tiempo-espacio donde es tan claro que se necesita, y a la vez el exceso abre el gran peligro de alejarse del equilibrio con la naturaleza. Hoy en día se planta monocultivos de Ayahuasca, que es una catástrofe para la Selva. Es una caída en ese consumismo que olvida que todo está en interrelación. Salvador Abarzua compartió esa inquietud de turismo espiritual que también daña mucho a los pueblos originarios, guardianes de la memoria de la Tierra. En esa consciencia que no existe bien y mal, sino del caminar en equilibrio, es para mí y creo todos nosotros, necesario en todo lo que vivimos hoy tomar un tiempo de respiración y silencio como para consultar el corazón, centro del equilibrio para ver todas las propuestas del mundo actual, observando que abren, y hasta donde llegan. Ahí me viene de escuchar cada territorio y sentir la sabiduría de cada territorio. Cada planta tiene su territorio también y dentro del escuchar del territorio podemos avanzar con respeto a la Vida presente en él. En Francia, por ejemplo, tierra donde nací, se vende palo santo en tiendas supuestamente espirituales… Pero en ese mismo territorio, existen plantas sabias de allá, que abren espacios de protección, solo que se olvidó trabajar con ellas. Una arbolista francesa me hablo del laurel y del romero que se utilizaban para limpiezas energéticas. Reaprender a escuchar nuestros territorios en vez de ir consumiendo la tierra puede ser una opción real para caminar con las herramientas ancestrales de cada lugar.

Recordando también en ese vasto camino terrestre, que todo es a la vez medicina y veneno, dos caras, dos lados. El tabaco retomado en su forma de encuentro espiritual y sagrado nos protege, aclara, empodera y si no entramos en contacto con él en delicadeza, en presencia, esa misma planta, usada sin consciencia, nos apodera y nos abre puertas de la adicción.

Volar con las 2 alas complementarias del Aguila y del Condor, ser Puentes Vivos co-creando el nuevo Tiempo

Terminaré expresando como podemos ser los puentes vivos, Chakaruna[7], entre los tiempos y los territorios. Escuchando el latido de cada territorio que nos da una parte de la Verdad que existe en la Tierra y sintiendo los rezos de los abuelos tan como el corazón de las generaciones futuras, recordando que nuestros abuelos están ya en nuestros hijos. Abrir espacios de diálogos entre gente, entre territorios, entre pueblos, sería como el alimento para ser complementarios y crecer en harmonía siendo más fuertes juntos.

Dentro de este tiempo del Pachakuti, regresando a la Tierra, en una perspectiva más amplia, que podamos volar las alas juntas, como las dos alas de un rezo, mente y corazón, pensamientos más mentales y científicos modernos, y forma de ser más intuitiva del sentir, antiguo. Observando que, dentro de este vuelo, se puede volar en esa reunión de pueblos que no es para tomar solo lo que nos gusta, sino escuchar profundamente cada pueblo y volar honrando cada esencia. Recordando que necesitamos del uno y del otro para restablecer esa memoria y harmonía. Restablecer esta conexión, esta relación entre nosotros, donde cada uno tenemos nuestra arte, y podamos complementarnos, sin mezclar de cualquier forma y más bien trabajar con lo que la tierra donde estamos nos da.

Seamos ousados, vamos guardando y soplando nuestro corazón con las memorias antiguas y los vientos nuevos dando y recibiendo el aliento de la Gran Madre.

Para concluir, diría de no dejar nunca de ser curioso hacia las diferentes propuestas de Vida, nuevas formas de Vida, y permitirse entrar en un dialogo entre tiempos, un dialogo que nos permite entrelazar con mucho respeto a lo transmitido sin ser rígidos. Ver más allá de lo aparente, como cuando las nubes grandes oscuras pueden tapar el cielo y finalmente poder ver que esa misma oscuridad guarda todo el amor del Agua que cae del cielo para limpiar y nutrir a la vez. Las apariencias esconden secretos, es de nuestra responsabilidad aprender a leer el libro de la Vida escuchando las voces de los ancestros y las voces de las generaciones futuras en gestación. 

Ese texto escrito en el 1997 por Henri Gougaud contiene un poco de la esencia de lo compartido. Autor Frances que recordaba en sus tierras el camino de este tiempo:

«Tu camino será duro y largo. Escucha la voz de las hierbas, la de los árboles, las piedras, aprende su lenguaje. No olvides saludar a las montañas, los bosques y los ríos antes de que tu pie toque su suelo. Hazlo según tu corazón. No importa si no conoces los cantos y las oraciones, la Vida escucha la Vida en todas partes. Habla con respeto a los espíritus de la Tierra, y sabe bien que no son ni buenos ni malos. El fuego calienta tanto como quema y el agua sacia tanto como ahoga. Nunca olvides esto». [8]

Chaska COMBEAUX

2 de febrero del 2025

Guiana Francesa


[1]La primera vez que escuché esta palabra, fue por un gran Hermano Pachasonqo, del Valle Sagrado (Perú), que me abrió ese conocimiento en sus palabras como “el retorno a la Madre Tierra”. Él me contaba como es importante escuchar la palabra de los ancestros para acompañar esos nuevos tiempos. Tiempos de una nueva era para recuperar la harmonía y el respeto a la Vida, avanzando en complementariedad. En Runasimi, Pacha es la Tierra (Espacio-Tiempo) y Kutiy es regresar. Puede ser entendido también como noción de cambio, giro, inversión o transformación.

[2]Volveré en este punto en el párrafo del caminar en equilibrio

[3]Palabra de los pueblos del Norte, que hablan de ese punto de silencio donde nace la actitud para caminar en harmonía

[4] En runasimi Hucha: energía densa y pesada. Sami: energía liviana y ligera, como nos dijo Marcela Guerra.

[5]Amaruca, de donde viene la palabra America, como nos recordó Roberto Kuikakoalt. Esa palabra viene de la gran Serpiente Amaru. Y el continente con la cordillera de los Andes, representa la gran Serpiente. Amaruca sería como el Territorio la “tierra de la serpiente emplumada”.

[6] sacerdote ancestral ecuatoriano

[7] En runasimi, Chaka es Puente y Runa es Ser Humano. Ser puentes vivos entre las memorias antiguas y los nuevos tiempos, entre territorios…

[8] Texto original : « Ta route sera rude et longue. Ecoute la voix des herbes, celle des arbres, des cailloux, apprends leur langage. N’oublie pas de saluer les montagnes, les forêts et les rivières avant que ton pied ne se pose sur elles. Fais-le selon ton cœur. Qu’importe si tu ignores tout des chants et des prières, la Vie entend partout la Vie. Parle aux esprits de la Terre avec respect, et sache bien qu’ils ne sont ni bons, ni mauvais. Le feu réchauffe autant qu’il brûle et l’Eau abreuve autant qu’elle noie. N’oublie jamais cela ».  Henri Gougaud, paroles de Chamans

Por Alteridad

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