Edwin Lucero Rinza. Texto con el aprobó el diplomado en Saberes Andinos.
Los conocimientos y saberes ancestrales de los pueblos originarios son una riqueza cultural milenaria que deben ser inculcados en los estudiantes como un valor pedagógico y cultural, se debería educar también a los padres de familia respetando su identidad, e incorporándola dentro del currículo, para que el sistema educativo no homogeneice la cultura llegando así, a causar epistemicidio. Si esto sucediese, se estaría haciendo una reivindicación de injusticias históricas en pleno siglo XXI, y sería ya una verdadera hecatombe y emanciparía al hombre andino entre sus saberes ancestrales y la relación que guarda con la naturaleza y sus dioses tutelares.
Para el hombre andino, la memoria es un órgano muy importante que ha trasladado la información oral de generación a generación durante milenios acerca de sus prácticas locales, saberes ancestrales. Asimismo, la vista también es un órgano principal que escanea los hechos históricos para que se transporte información al cerebro y este pueda preservarla. Entonces, fundamentado en la acción colectiva y en base a esta información guardada, los pueblos originarios podrían crear conocimientos ancestrales en la medicina, en la agricultura, en la arquitectura y la política local como creación turística y arte mágico (brujos = chamanes).
En la cultura de los pueblos originarios, sus conocimientos y prácticas ancestrales están ocultas, subyugadas por la ciencia occidental, están ancladas en la arrogancia de las ideologías y conceptos cientificistas que les dan a los conocimientos locales para poder aplicar en diferentes campos de la investigación.
Durante el año 2019, en mi calidad de docente practicante en una escuela EIB, me presenté para ejecutar la actividad que el curso de práctica preprofesional me obligaba, según la malla curricular de la universidad. Como parte de mis funciones, ejecuté una sesión en la que invité a una YUYAQ (sabia) de la comunidad, para que imparta sus conocimientos a los estudiantes y así generar, en ellos, interés y amor hacia su cultura local. La YUYAQ cumplió el rol del docente transmitiendo sus conocimientos en el campo de la medicina y su forma de curar enfermedades con plantas medicinales, para ello, hizo uso de un cuy negro (saka picha) realizando una limpia, que, trasladado a la óptica eurocéntrica, es equivalente a sacar una ecografía.
A partir de esta evidencia puedo sostener que la cercanía de la cultura viva a las escuelas generaría valor, sentimiento de pertenencia, identidad y amor por lo suyo.
Este tipo de conocimientos deben ser promovidos en las instituciones educativas, para que los docentes y la escuela rescaten el gran valor de las sabidurías ancestrales traduciéndolo a un valor pedagógico, para que los estudiantes aperturen investigación de sus propios conocimientos que están ocultos en las enciclopedias caminantes (personas mayores que guardan la memoria colectiva y la sabiduría ancestral). Solo con esta metodología y la investigación emic la cultura local obtendrá un alto grado prestigio.
La escuela debe ser el padrino investigador que contagie a los estudiantes a seguir recabando información que se encuentra en la memoria olvidada en medio de tantas sabidurías que deben salir a la luz. Esto aportaría en gran media en beneficio de los sujetos quechuas, aymaras, ashaninkas y de otros pueblos originarios a redescubrir sus conocimientos para, luego, aportar en las prácticas pedagógicas tradicionales, el uso de algunos juegos ancestrales que mejoren el rendimiento físico de los estudiantes. Por ejemplo, las habilidades de construir, o cuando los estudiantes juegan con las mazorcas del maíz y con la pepa del kaykay (planta nativa con pepas que los niños juegan a decir vaca), incitando al niño a ser criandero de animales o simplemente como un pasatiempo para desestresarse. Este tipo de juegos muchas veces ayudan a al niño en el desarrollo de la psicomotricidad fina.
Considero que la investigación ha ayudado a mejorar la práctica pedagógica en la incorporación de los saberes ancestrales en cuanto a la Etnomatemática, los tejidos en diferentes diseños, que muestran o representan algún ser mitológico de una comunidad. Para aclarar el término, la Etnomatemática es una perspectiva de la matemática vista desde la cosmovisión de las culturas prehispánicas introducida por el matemático brasileño Ubiratan D’Ambrosio que propone una corriente de ciencias recuperadas de los saberes ancestrales de los pueblos americanos.
Considero que ha aportado también, en redescubrir el valorar cultural que guardan los pueblos milenarios con sus ciencias, medicinas ancestrales, conocimientos en la astronomía, economía, arquitectura y señas que, en cierto modo, dan un buen o mal augurio. Los pueblos originarios son seres animistas, es decir, dan vida a las cosas. Para ellos todo está vivo: el aire, el agua, las piedras, los bosques, llegando así a guardar una relación de respeto de tú a tú o de sujeto a sujeto, porque no son ni teocéntricos, ni antropocéntricos, en su pensamiento nadie es superior a nadie, todos son iguales, todos tienen los mimos derechos y merecen respeto.
Repensando en la Etnomatemática, propia de un pueblo originario, las mujeres andinas, en sus tejidos, resaltan figuras geométricas, íconos de algunos dioses tutelares, figuras mitológicas e incluso representan a la naturaleza en la AWANA (tejido, diseñado en estacas y luego elaboradas a mano).
Así mismo, ha aportado en el rescate y uso de plantas medicinales desde el pensamiento ancestral que fue enseñada hace cientos de años por sus ancestros que ahora son conocedores y cuyo conocimiento fue pasando de memoria en memoria de una generación a otra.
La Etnomodelación, para Rosa y Orey (2017), son prácticas matemáticas que se refieren a las relaciones numéricas encontradas en la medición, clasificación, cálculo, juegos, adivinación, navegación, astronomía, modelación y, también, en una amplia variedad de otros procedimientos matemático-empleados en la producción de los artefactos culturales por miembros de grupos culturales distintos.
Etimológicamente, la palabra Etnomodelación tiene una raíz Etno que viene de una voz griega etno (ethnos), que significa nación, pueblo, raza. Entonces, podríamos hablar con propiedad y manifestar que la Etnomodelación hace una referencia al uso de la memoria colectiva para desarrollar y diseñar los modelamientos matemáticos a partir de la cosmovisión andina.
El conocimiento matemático puede ser visto como un resultado de origen émico (desde dentro) más que ético (desde fuera) (Eglash, 2006). Por ejemplo, Lewis (2018) sostiene que la perspectiva parece razonable, ya que las etnomatemáticas (émico) aplican la modelación (ético) para establecer relaciones en el marco conceptual entre el conocimiento local (émico) y el conocimiento matemático académico (ético).
En este marco de combinación de las matemáticas, desde el conocimiento y aplicación cotidiana ancestral y cultural más el conocimiento matemático occidental se hace una matemática intercultural basada en el marco del respeto de los conocimientos, empero con métodos distintos de resolver.
En matemática tradicional se hace uso de análisis de datos en estadísticas, categorías y algunas teorías cientificistas, en cambio en la Etnomatemática, que es propia de una determinada comunidad a partir desde su cosmovisión, el uso matemático es mediante diseños elaborados en algún manto que expresan la representación de figuras geométricas, la naturaleza y algunas deidades.
Precisamos que este tipo de investigación aporta pedagógicamente en la inclusión de sabidurías ancestrales dentro del currículo nacional, para que tome gran valor pedagógico y esto enmarque la identidad de la población estudiantil evitar que este tipo de saberes se pierdan en el tiempo y espacio.
Ya que históricamente el sistema educativo fue una cultura homogeneizante y depredadora de los conocimientos milenarios, sería revolucionario incluir esta sabiduría dentro de las mallas curriculares de los institutos y universidades que estén formando a docentes EIB asistiéndose en las investigaciones.
En conclusión, las investigaciones podrían ayudar a que involucren o incluyan los saberes ancestrales en la malla curricular de las instituciones que forman a docentes EIB y en el currículo nacional, para el empoderamiento en los estudiantes y las instituciones educativas.