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Para la mayoría de personas el responsable de la muerte de María Belén Bernal es el estado feminicida. Para nosotros la muerte de ella y de otras mujeres, y de los suicidios (que son más altos que los feminicidios), y de otras situaciones sociales y naturales, es el capitalismo asesino (“capitasesino”).

Posicionar en el imaginario colectivo que es solamente el estado, es no ir a las causas sino solo a otra de las expresiones del sistema. Repetir millones de veces solamente “estado feminicida”, es en última instancia no resolver nada estructural.

Dejarlo como un problema del machismo y del patriarcado, es solo cortar las ramas y mantener el tronco y las raíces. Es permitir que el sistema capitalista, el causante de todo siga destruyendo y matando a millones de vidas humanas y no humanas.

La prueba contundente, es que los países nórdicos que son los menos desiguales en el mundo, tienen tasas mucho menores en relación a los países más desiguales. A mayor desigualdad, es directamente proporcional la descomposición y degeneración social.

Posicionar de que simplemente es problema de unos malos elementos de la policía y que sacando a ciertas personas o a todo el personal ya se resuelve el problema, es no entender que es un asunto ontológico y epistémico de este sistema y de todas sus instituciones que lo estructuran y sostienen. Por ende, tienen que desaparecer todas esas instituciones y no incorporar la paridad como supuesta solución. Por el contrario, la incorporación de mujeres, indígenas, negros, homosexuales, animalistas, etc., ha servido para maquillar más al sistema y que sea más compleja una transformación estructural.

El verlo como un problema de ciertos “señores malos”, permite que se embarquen en la “camioneta de los buenos”, gente de todo tipo de creencias, ideologías y principios. Ahí convergen gente de derecha y de izquierda. Misóginos como Carlos Vera, Pocho Harb, con misóginos de izquierda como Correa. Para todos ellos no es un problema sistémico, y por tanto todos pueden manifestarse y encolerizarse en contra de unos cuantos malos elementos policiales.

Sacar a unos pocos hombres y poner mujeres en altos mandos de la policía, es no entender que el problema es más allá que un asunto de género. Antes, la izquierda decía que los problemas sociales son un asunto de clase, hogaño, se ha centralizado en el sexo y la raza. Con ello, cayendo nuevamente en la trampa de verlo parcialmente, y por ende, no hayan soluciones profundas sino solo parches y maquillajes al sistema. Cambios para que no cambie nada, el típico gatopardismo.

Cortar ciertas cabezas y dejar que todo el cuerpo del pulpo del capitalismo siga existiendo, es dejar las condiciones de posibilidad para que se sigan manifestando otras desviaciones que se expresan de múltiples maneras.

Obviamente la salida al capitalismo no es el socialismo, ni nada que provenga de las mismas racionalidades eurocéntricas. En la misma Europa, están buscando también salir del eurocentrismo o del racionalismo antropocéntrico que les fuera impuesto también a ellos. Las culturas indígenas de Europa también están renaciendo en este continente, especialmente la celta. Sí hay europeos que están conscientes de ello, mucho más deberían estarlo afuera de Europa.

Entonces, la salida para los feminicidios, racismo, xenofobia, ecocidio, etc., es enfrentar a la fuente filosófica de todo ello, que es el logocentrismo cosificador. Por ejemplo, la crisis ambiental planetaria no la resolverán los mismos principios que la han creado, sino que vendrán de otros paradigmas de fuera del eurocentrismo. Y esto significa comprender que la izquierda es parte de lo mismo, pues tiene la misma raíz fundacional y existencial que la derecha.

La justicia ordinaria podrá sentenciar con el máximo de la pena a Germán Cáceres y a otros implicados, pero los feminicidios seguirán apareciendo en otros lugares y de otras formas. Creer que es solo un problema de Estado como dicen la mayoría de feministas, es creer que con mayor intervención del estado (estatismo), a través de la represión a los agresores o de mayor atención a las víctimas se va a disminuir el problema. Cuando de lo que se trata es que no surjan o emerjan agresores ni víctimas, y lo único que puede permitir aquello es rebasar el capitalismo y el eurocentrismo o monarquismo. No se trata de pasarse curando las enfermedades, sino de que no aparezcan las enfermedades.

Lo mismo aplica en relación a la delincuencia, que ha crecido exponencialmente a medida que ha aumentado la crisis social. Creer que es simplemente un problema del narcotráfico y solo se necesita mayor intervención estatal, es no querer ver el fondo para con ello todo siga igual. Tan solo ciertas mejoras, pero el mismo sistema.

Algunos dirán ya lo sabemos o es algo de largo plazo. Sí, pero empieza con un diagnóstico preciso, sino, es imposible establecer una curación adecuada, y solo obtener nuevos fracasos de derecha e izquierda como hemos visto en todo el mundo.

Esto implica establecer o ubicar correctamente a los pensamientos generadores y sostenedores de este sistema fallido. Y la izquierda y el movimiento feminista no lo pueden ver, en la medida que sus respuestas siguen dentro del pensamiento eurocéntrico, colonial, piramidal. Pocas feministas pueden ver al feminismo eurocentrado o blanco, y es por ello, que no hay nada estructural. Si hubiera una conciencia profunda de ello, se empoderaría en la población al sistema capitalicida como el causante de todo ello.

Si la población en su conjunto termina reteniendo en su cabeza que fue simplemente un asunto de ciertos policías, de unos malos ministros, de un mal presidente; y no pueden ver que es un asunto sistémico del necrocapitalismo, se seguirá viviendo y cosechando más cadáveres de diferente tipo.

Entonces, esto implica tener bien en claro que los responsables de este sistema fallido, es la mentalidad geo-ego-antropocéntrica de derecha e izquierda, las que solo se han dedicado a hacer parches y desarrollar el capitalismo, respectivamente. La izquierda solo pretende reformar el capitalismo y ya no promueve una revolución. Antes creyeron que la revolución era armada y fracasaron, y hoy no se sintonizan con la alteridad que está haciendo en diferentes lugares del mundo una revolución comunitaria, cultural, filosófica. Y el socialismo no tiene una propuesta trans- eurocéntrica o de trans-modernidad, sino, solo pos-neoliberal, ni siquiera trans-capitalista.

Tampoco el movimiento indígena lo vislumbra, creen que solo se trata de recrear un estado plurinacional y un nuevo sistema de izquierda. Pasar del estado capitalista y feminicida a un estado intercultural y plurinacional, significa mantener las mismas instituciones y paradigmas, y solo introduciéndolos adornos indígenas, tal como en Bolivia. Es decir, no se trata de destruir al capitalismo desde adentro del propio sistema, sino, recreando otro sistema en forma paralela. Ese el error de la izquierda, de querer destruir y no construir. Cuestionar al capitalismo no significa principalizar su caída, sino de levantar un nuevo sistema con otras instituciones. Al capitalismo no se le hace caer desde arriba y desde el Estado, pues más bien se fortifica, sino construyendo algo nuevo desde abajo y desde fuera del sistema.

Cómo puede haber otro país si la miopía campea en la izquierda, si solo se ve lo inmediato o exterior y no la médula de todo ello. Gran parte del movimiento feminista está en lo mismo, al creer que es solo un asunto patriarcal y machista, cuando no hay un discurso contundente contra el sistema capitalicida. Por ello, mujeres de todas las ideologías y sectores sociales se sienten afectadas por los “hombres odiadores”, sin que se distancien o se diferencien del asunto de fondo.

El movimiento feminista, obrerista, indigenista, ecologista, al no enfrentar al “capitasesino” y al eurocentrismo paralelamente, son corresponsables del sistema y de sociedad que tenemos. Ninguno de ellos ha creado un movimiento holístico en estas condiciones y perspectivas.

La orfandad filosófica y epistémica del Ecuador es el reflejo de su situación. Si este país no tiene intelectuales que puedan mirar interseccionalmente, y, principalmente que puedan vislumbrar los procesos y medios adecuados, pero, ante todo percibir el horizonte de llegada, el pueblo ecuatoriano es también fallido. No se puede culpar solamente a los políticos o a ciertos grupos como los fallidos, cuando es toda la sociedad ecuatoriana la fallida, es toda la población la corresponsable del país que tenemos.

El Ecuador no ha generado todavía pensadores raigales, solo tiene coyunturales. Este país está lleno de analistas con lugares comunes y de reflexiones de paráfrasis, como se dice en la literatura. Repiten lo que dicen los pensadores de moda en el mundo, los que sueltan sus análisis y críticas desde las mismas categorías y principios del capitalismo neoliberal y del marxismo fracasado. Ha pasado 500 años y todavía no descubren las filosofías milenarias.

El momento que el Ecuador tenga pensadores desde la alteridad, que pongan el dedo en la llaga y despierten a los ecuatorianos de su domesticación colonial, será posible otro país. Caso contrario seguirán llorando a sus muertos, a sus fracasos, y a sus tristezas.

atawallpa oviedo freire

Por Alteridad

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