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Los días 14, 15 y 16 de mayo realizamos el primer peregrinaje en la formación como Monjes Andinos de la Escuela Wirakocha. Decidimos seguir una parte de la ruta del maestro Tunupa, de la que cuentan los abuelos y abuelas, de lo que dicen las crónicas y de los vestigios que hay todavía en ella.

Visitamos en primer lugar el gran lago Titicaca o Viracocha (Vira: Sagrado, Kocha Lago). Matriz y centro de energía fundacional de la pachamama y del camino iniciático andino. Desde este lago, Tunupa empezó su camino de enseñanza, luego de haber llegado al séptimo estado de conciencia o estado Virakocha. Por ello, también le decían Tunupa Virakocha.

En el barco que nos transportaba a la isla de la luna o koati (sagrada) hicimos nuestra primera ofrenda o cariñito para el lago. Preparamos un lindo mandala, con el que pedimos permiso para estar sobre sus aguas, sembramos intenciones y propósitos, y agradecimos a los espíritus o apus del lago por acompañarnos, cuidarnos y guiarnos.

Así lo hicimos en todas las ofrendas que entregamos durante todo el peregrinaje, generando cruces o tawapakas que representan el equilibrio y la armonía de la existencia, y les ofrecimos a todos los seres que contienen, sostienen y mantienen la vida. Con ello, guardando reciprocidad, correspondencia y complementariedad con toda la existencia.

Cada uno de los caminantes del arcoíris se acercaron hasta el altar de flores y pusieron sus rezos y cantos para que se impregnen en las flores y se registren en las aguas sagradas del lago.

Así quedó lista la primera ofrenda de amor, organizada bellamente, en la comprensión de que tenemos que caminar por la existencia con belleza en cada acto de nuestra vida, rindiendo honor a nuestro paso por la pachamama. Luego un hombre y una mujer levantaron el altar y entregaron al lago todo el amor que habíamos puesto ahí.

Llegamos a la isla de la luna y encontramos esta tawapaka o cruz, que otro grupo lo había formado. Con respeto y pidiendo permiso entramos al círculo. Procedimos a realizar nuestro segundo ritual. Rendimos homenaje a las maestras y abuelas que existieron y habitaron en ese lugar desde hace mucho tiempo. Y pedimos que se reactive la Escuela de las Akllas (Inciadas), que había hasta antes de la llegada del invasor monárquico.

Posteriormente salimos del círculo y cada uno se dirigió a una de las paredes del monasterio con pipas de tabaco, para proceder a limpiar todo el dolor de este tiempo oscurantista que ha vivido ese lugar y todos sus hijos e hijas. Luego absorbimos mediante el tabaco la energía del lugar, para que tengamos la sabiduría y la templanza para levantar estos conocimientos y llevarlos por todo lado. Como lo hizo Tunupa y en particular Mama Wako la gran maestra de este monasterio, la que iniciaba en el camino del misterio, de la magia, de lo oculto, especialmente, el de aprender a comunicarse con los apus, y a diferenciar a los apus de alta y baja frecuencia.

Con esa hermosa energía de la isla de la luna partimos a encontrar a la energía y conci3encia masculina de la isla del sol. En el recorrido nos acompañó nuestro amado padre sol, dador de vida, de calor, de luz. Nos nutrió con sus bellos colores y toda esa luminiscencia nos bañó y penetró en cada uno de nosotros.

Desembarcamos en la isla del sol y nos dimos cuenta que la luna nos saludaba. Estaba espléndida, casi llena. Al otro día se produciría el eclipse. Y eso nos animaba y nos fortalecía en nuestro periplo.

Vimos los últimos rayos del amado disco dorado, le agradecimos por traer la alegría para todos los seres de la tierra y del cosmos. Y nos fuimos a descansar. Antes de ello, en la noche le ofrecimos unos cantos a la madre luna, como expresión de nuestro amor y respeto para ella.

Al siguiente día salimos a las 6h30 a buscar a uno de los templos del sol. Lamentablemente estaba en reparación por la afectación que ha tenido en los últimos años. Igual preparamos nuestro tercer altar, hicimos una meditación con el sol, y dejamos que entré la conciencia luminosa por nuestros ojos para recibir el primer desayuno del nuevo día.

Así quedó hermoso nuestro cariñito para la isla, el templo y el padre sol. También pedimos que se levante nuevamente la antigua escuela solar o inti wasi que ahí había, en donde se formaban los hombres por 4 años en distintos conocimientos.

Manko Kapak salió desde esta isla y junto con Mama Okllo de la isla de la luna, salieron a formar el Tawantinsuyu. En apenas 300 años los Inkas lograron construir una inmensa nación, que está considerada entre las más grandes naciones que ha habido en la historia mundial. Algo extraordinario en tan poco tiempo y sin parangón en la historia. Todo ello, debido a sus grandes conocimientos en distintas ciencias, antes que a las armas. Si hubiera sido con guerra no lo habrían logrado tan rápido, como ocurrió en otros lares del mundo que utilizaron principalmente la fuerza.

Llegamos hasta Kopa Kawana (Copacabana) y nos dirigimos hasta la iglesia católica, que fue superpuesta al antiguo templo o waka que ahí había e hicimos uno de los rituales más importantes, por la connotación que ello implica. Entramos al gran patio que hay adelante, tocando tambores y con cantos medicina. Irrumpimos con alegría y belleza, al contrario de lo que hicieron los invasores cristianos que llegaron con caballos y espadas para destruirlo todo. Avanzamos hasta la puerta de entrada y encontramos un Inca inmenso.

Ahí pusimos nuestros rezos para que se restituya nuestro templo para el Dios Wirakocha, y se le vuelva a rendir homenaje al maestro Tunupa. Sembramos intenciones para que se reactive nuestro dios de amor que es Wirakocha, diferente al dios del pecado y la culpa que trajeron los invasores. Pedimos para que se reestablezca el Tawantinsuyu y que nuevamente tengamos un territorio de prosperidad, diferente a la miseria en que han tenido a nuestro pueblo los criollos por casi 500 años.

Impregnados con la fuerza de los ancestros nos dirigimos a encontrar el primer monolito de Tunupa en Santiago de Guata. Fue muy emocionante encontrarlo. Le saludamos en la posición que él enseñaba, la mano derecha en el corazón y la mano izquierda en el ombligo, tal como en la foto. Es todo un conocimiento y una simbología esta posición sagrada

Como hicimos en todos los lugares, le ofrecimos cantos-medicina al maestro, reconociéndole como nuestro mentor y guía. Tunupa está al mismo nivel que otros maestros en el mundo como Jesús, Buda, Confucio, etc.

Cada uno se conectó con la conciencia de Tunupa representada en este monolito, impregnándose de todo el poder y la sabiduría de lo que encarnó el maestro, para seguir caminando como sembradores de equilibrio y mensajeros de amor cósmico.

De igual manera hicimos nuestra cuarta ofrenda, que consistió en una corona de flores. Primero coronamos a cada uno de los caminantes y finalmente le pusimos en la cabeza de Tunupa. También nos conectamos con la conciencia del colibrí, pedimos que Tunupa bendiga a un colibrí que nos acompaña desde hace 15 años en que le encontramos muerto en Ecuador, y que increíblemente no se ha descompuesto. Y de la misma manera lo pusimos en el corazón de cada uno de los caminantes del arcoíris para que el poder del colibrí levante al de cada uno.

Muy alegres y honrados, nos despedimos del monolito Caminante, llamado así pues le gustaba cambiar de lugar. Aparecía en un sitio, luego en otro. Le iban a traer, le ponían en el parque y luego aparecía en la montaña. Hasta que la ignorancia de alguien, hizo que le cortaran a la altura de las rodillas y luego le pusieran cemento para que no pueda caminar. Pusimos rezos para limpiar esta afrenta, y para que Tunupa siga caminando por él y a través de nosotros.

Seguimos nuestro camino y pasamos por unas cuevas prehistóricas. Hay algunas en ese lugar. Debieron ser antiguas viviendas.

Luego pasamos por el mal llamado «dragón dormido» al que le visitaríamos al día siguiente. Lugar también donde hay huellas de Tunupa. El atardecer volvió a deslumbrarnos y a impregnarnos de más belleza y amor a nuestro corazón

Despedimos al abuelo sol y nos fuimos hasta Carabuco donde haríamos en la iglesia otro acto de empoderamiento y de reactivación de nuestras espiritualidades milenarias, que ni la iglesia ni la religión han podido destruirlas. Los guerreros del arcoíris hemos despertado y levantaremos nuevamente la belleza para todos.

Al tercer día del peregrinaje entramos a la iglesia, que está llena de pinturas de todo tipo, entre ellas en referencia a Tunupa. Como ésta, en que la iglesia quiso destruir nuestras espiritualidades, especialmente la del Dios Sol, como se observa en el corazón del guerrero que sostiene firmemente al sol. Nos pusieron de rodillas. Nos han mantenido así por casi 500 años, pero nos hemos vuelto a poner de pie. Ahora volvemos a caminar orgullosos y templados. Levantaremos nuevamente a nuestros Dioses y Diosas. Hemos regresado por millones y ahora somos de todos los colores y de todas las latitudes del mundo.

Esta fue nuestra quinta ofrenda en la iglesia de Carabuco, dejando ahí el mensaje de Tunupa, de relacionarse con los apus de alta frecuencia. Y nosotros haciéndoles saber a los flageladores idólatras, de que se acabó el tiempo de la culpa, del pecado, que ahora es la época de la belleza, de la alegría, de la simplicidad, de la humildad.

Luego fuimos hasta unas aguas termales que hay cerca de Carabuco. Igual, antes de entrar en sus aguas sanadoras, le ofrecimos nuestra reciprocidad con otro cariñito de flores y de canciones.

Así quedó nuestra sexta ofrenda y la depositamos sobre un lugar donde habían estatuillas de animales de poder: jaguar, rana, serpiente, cóndor.

Finalmente llegamos a lo que algunos le llaman el dragón dormido, pero a nosotros nos pareció un jaguar despierto. Caminamos admirándolo desde lejos hasta llegar a sus pies.

Todos vestidos de blanco y con camisones, como cuentan los cronista que así vestía Tunupa, avanzamos hasta una playita, y para ello debimos sacarnos los zapatos y subirnos las ropas para atravesar el aguita. Sentimos fresca y estimulante a las aguas sagradas del lago.

Una vez más nuestro séptimo regalo, nuestros cantos, y nuestros rezos para ese lugar. Sembrando y dejando nuestra huella, para que desde ahí nos siga acompañando y guiando su espíritu. Coincidió que fueron 7 ofrendas como los 7 estados de la conciencia.

Posamos nuestro regalo en una parte alta. Le subimos a nuestro hermano Pablo y lo dejó ahí, para que el Jaguar Despierto lo disfrute. Encontramos ahí unas pinturas rupestres y esos símbolos que se ven junto a Pablo. Quizás lo puso Tunupa u otro. Lo cierto es que ese símbolo lo difundía, esa X en forma de espiral. Se han encontrado en Tawanaku y en algunos monolitos.

Así quedó nuestra última obra en este peregrinaje. Así expresamos a cada lugar que visitamos, nuestro reconocimiento y aprecio por su participación para hacer sagrada la vida. Honramos a cada ser por brindarnos tantos regalos segundo a segundo.

Nosotros no hicimos adoraciones ni cultos a nadie, sino que honramos, celebramos y festejamos a cada manifestación de vida. Entendiendo que todos son dioses y diosas, de que todo este mundo y este cosmos es sagrado. Y que todos vivimos en el paraíso, que jamás fuimos expulsados, sino que siempre hemos estado y estamos en el sagrado paraíso, que es esta pachamama bendita. JALLALLA. JAWAJ. AJÓ

Por Alteridad

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