Atawallpa Oviedo Freire, senti-pensador franco-ecuatoriano, filósofo-médico andino (wakakue). Autor de 12 libros, 5 traducidos al francés. Director de la Escuela Alteridad. Coordinador del Centro de Estudios del Buen Vivir.
A las mujeres asesinadas no les están matando los hombres, sino el patriarcado, el capitalismo, la violencia sistémica de esta sociedad, de este sistema violento en su naturaleza propia. Decir los hombres, es creer que el hombre es un problema en sí mismo, creer que el hombre es enemigo de la mujer, imaginar que solo los hombres violentan[1], pensar que el problema es de hombres malos en su naturaleza propia, como decían Hobbes, Maquiavelo, Kant.
No podemos seguir hablando solo de feminicidio sino de sistemicidio, capitalicidio, sociedicidio, terracidio, ecocidio, sino, seguiremos creyendo que el feminicidio es solo un problema de los hombres, de unos cuántos hombres degenerados o dañados. Y con ello no ir al fondo, creyendo que lo que hace falta es tan solo mayor presupuesto del Estado para campañas de prevención hacia los hombres. Lo cual en la práctica será muy parcial, tan solo un maquillaje, como todo proyecto social en este sistema, en que a la final las causas que la originan siguen intactas, creyendo que es un problema de ciertos hombres malos o perversos. Para de esta manera no afrontar la raíz de la violencia, que es el sistema violento, competitivo, expoliador, cosificador, alienante, que se llama capitalismo, la máxima expresión del patriarcado.
Hablar solo de feminicidio es no enfrentar al neoliberalismo, a la globalización, al antropocentrismo, al colonialismo, al eurocentrismo, que son los que generan la violencia y quedarse tan solo en que es un problema de ciertos hombres enloquecidos. Hasta la derecha se ha integrado a la lucha en “contra de la violencia de los hombres”, pues saben que no se está cuestionando al sistema, sino a los hombres en general. Lo que significa que para ellos solo es cuestión de mandar a la cárcel o de sancionar a los hombres, y hasta de condenarles con la pena de muerte como plantean algunos y algunas. Igual que la situación climática, en que según algunos el responsable es el ser humano. No. El responsable de la crisis ambiental y el caos civilizatorio es el patriarcado hegemonista, mercantilista, monocultural.
No se puede seguir hablando de “violencia de género” pensando que el problema es el género hombre. Este problema (y todos los demás) rebasan el género, el sexo, la raza, la clase, el lugar, la religión, etc. El asunto es integral, interseccional, transversal, mientras eso no se entienda y se actué así, solo se reafirma y se reproduce el círculo de la violencia sistémica. Entonces, se debe hablar de violencia ontológica y epistémica, violencia cultural.
Seguir culpabilizando a los hombres, es creer que todos los hombres son iguales o creer que en los hombres hay un feminicida en potencia o que el hombre odia a la mujer. Es victimizar al género hombre como el enemigo y no realmente ver al patriarcado, que es un sistema de vida, que es un conjunto social, que está presente en hombres y mujeres, que está en todo lado, en toda su estructura. Que existe en todo lo que ha ido creando en su camino y que se llama Estado, aparato judicial, policía, ejército, escuela, política, mercado, iglesia, etc. Todas estas instituciones patriarcales ejercen violencia sistémica contra todos, sean hombres o mujeres. El patriarcado ha creado todos estos aparatos para educarlos, mejor dicho, para formatearlos patriarcalmente, por ello los padres y las madres forman hijos e hijas machistas. La iglesia es patriarcal que cree que dios es un hombre, y casi todas las mujeres y hombres creen que es un Señor en el cielo. Las fuerzas represivas son patriarcales y sus miembros son formados violentamente y así responden ante el pueblo y en sus hogares. Etc., etc.
Entre 2014 y septiembre de 2017, los casos denunciados en las fiscalías de todo el Ecuador por abuso sexual y violación a niños y niñas de cero a diecisiete años sumaron 28.204 y de esos, 447 fueron registrados con el agravante de “miembros del núcleo familiar”?[2]. Esos niños y niñas violentadas, cuando sean grandes violentaran de igual manera a sus hijos o parientes, y así una cadena de nunca acabar. Esos niños y niñas violentados física y psicológicamente por sus padres y madres reproducirán esos esquemas en sus hogares y en la sociedad.[3] Entonces, es un problema de la violencia patriarcal capitalista hacia los hombres y mujeres.
Por qué las estadísticas dicen que las mujeres denuncian más que los hombres, la violencia psicológica y física?[4] No necesariamente porque hayan más casos, sino porque los hombres no denuncian, porque eso sería una revictimización hacia sí mismo, porque le tomaría como un resquebrajamiento a su hombría, porque se sentiría disminuido en su auto estima de que una mujer le hago eso, porque teme que se burlen los otros hombres y mujeres cuando haya denunciado.[5]
La violencia en los hogares es mutua y de arriba hacia abajo (hijos), pues estamos en una sociedad violenta, en un sistema agresivo en sí mismo. Los hogares solo reflejan la sociedad que tenemos. Entonces, los hombres no son los violentos, es este el sistema el violento, el que genera violencia en aquellos hombres que tienen toda la carga económica de sus hogares, en los que son presionados y agredidos por sus jefes y patrones compuesto de hombres y mujeres privilegiadas, en los que están frustrados sexualmente porque no viven lo que ven en la pornografía., etc., etc.
De ahí que cierto feminismo resulta un peligro: porque deja intacto el sistema, porque no enfrenta las causas, porque se convierten en cómplices del status quo, porque reproducen las lógicas y categorías del patriarcado, porque solo dan la vuelta a la tortilla cuando dicen el patriarcado son los hombres. Qué dirán los hombres indios/negros, pobres, empleados-servidumbre de sus patronas empresarias blancas ricas occidentales. El feminismo blanco, privilegiado, universitario, clasista, es el otro lado de lo mismo, y es muy fuerte dentro del feminismo.
Las feministas deberían escuchar lo que se dice en los “círculos de hombres”, preguntar a los hombres qué es lo que les pasa, investigar por qué sus reacciones, y no solamente acusarles y sentenciarles. Pues así, seguimos en el círculo vicioso de la violencia, de la victimización, del ataque; y no de la ayuda, del apoyo, del acompañamiento. Las mismas que son insuficientes, pues la violencia es orgánica, no puede disminuir la violencia personal si no desaparecen las causas sociales que la generan, y que está en este sistema devastador.
Entonces, no se trata de acusar a los hombres en seco, y decir los que matan a las mujeres son los hombres, los que maltratan a las mujeres son los hombres, los que violentan a las mujeres son los hombres[6], pues en última instancia se está reproduciendo el trauma patriarcal, esto es, la división, la fragmentación, la separación: y no la complementariedad, la reciprocidad, la correspondencia, la integralidad. Por eso el discurso feminista no pega en el mundo indígena, en las comunidades milenarias, en las mujeres originarias, pues el feminismo parte de las mismos juicios, entendimientos y proyecciones eurocéntricas patriarcales.[7] (https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/8c6a441d-7b8a-4db5-a62f-98c71d32ae92/entrevista-con-aura-cumes-la-dualidad-complementaria-y-el-popol-vuj)
Las mujeres indígenas no ven como un problema de género sino un asunto onto-epistémico, es decir, del tipo de creencias, de valores, de principios, de conocimientos, sobre la madre tierra y la madre cosmos. En el tipo de relacionamiento con el cuerpo de la pachamama, que es también el cuerpo de las mujeres, es que se diferencian unos pueblos de otros. La violencia hacia a las mujeres es la misma violencia a la madre tierra, es decir, a la vida. Y a la madre tierra no la violentan los hombres, sino la civilización patriarcal terricida, dirigida y beneficiada por hombres y mujeres ricas, antropocentristas, instrumentalistas.
Esto implica también comprender que en el sistema patriarcal los más afectados son los hombres, en tanto que el patriarcado empieza su ataque con los niños, para que luego ellos lo reproduzcan con los demás hombres, las mujeres, la naturaleza, los otros pueblos, las culturas no patriarcales y no capitalistas. El patriarcado tiene que formar a los que encabezarán su sistema civilizatorio y les desprende de su humanismo, de su sensibilidad, de su emocionalidad, y estos individuos frustrados, decepcionados, desencantados, perdidos en este mundo piramidalista, se desfogan o lo canalizan en contra de todo y de todos, sean animales, plantas, naturaleza, mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas, pero principalmente contra los otros hombres. Los hombres matan más a otros hombres que a las mujeres[8], se suicidan más que las mujeres[9], mueren antes que las mujeres[10], son más enfermos que las mujeres[11], son más afectados cuando hay una separación conyugal[12], etc.
El patriarcado genera delincuencia, y la mayoría de delincuentes son hombres. El patriarcado genera guerra, y la mayoría de los que mueren en las batallas son hombres. El patriarcado genera pobreza, y la mayoría de pobres en el mundo son hombres y mujeres que no son occidentales. El patriarcado genera racismo contra la mayoría de personas en el mundo, que no son hombres ni mujeres blancas ni mestizas. El patriarcado desata transfobia y la mayoría de trans sexuales fueron impuestos como hombres. El patriarcado genera xenofobia y los más afectados son hombres y mujeres indígenas y negros. El patriarcado genera élites en la que las mujeres y hombres ricos son los que más tienen acceso a la educación universitaria y a tener mejores puestos de trabajo. El patriarcado genera religiosismo en la que los cristianos hombres y mujeres persiguen a las mujeres y hombres que defienden el aborto, etc.
El patriarcado no es un problema de los hombres, sino de hombres y mujeres. La acción contra el patriarcado no se la enfrenta solo en los hombres sino en todos, especialmente, en el tipo de sistema y de sociedad que han construido las élites, que son a su reflejo. Al patriarcado no se le enfrenta haciendo prevención sobre los hombres, sino sobre el sistema que la provoca, sobre las instituciones verticalistas, absolutistas, jerárquicas. Entonces, el asunto es estructural, orgánico, interdisciplinario, cruzado. La violencia es este sistema, la asesina es este régimen, la responsable es este paradigma totalitario y dogmático.
No puede haber soluciones si no se identifican adecuadamente las causas o las raíces. Si solo se hace acción sobre las ramas lo único que se genera es la polarización, la aparición de grupos de ultraderecha como VOX (España), compuesto de hombres y mujeres, para enfrentar al feminismo y a otras manifestaciones reivindicativas. Genera fragmentación, como la gran cantidad de feminismos que existen. Provoca la exacerbación del fascismo, del populismo, y de todos los grupos extremistas que defienden el patriarcado capitalista neoliberal.
La introducción de mujeres en las instituciones patriarcales, como el ejército, la policía, la iglesia, no es un triunfo del feminismo sino su derrota. La presencia de mayor cantidad de mujeres universitarias es más discriminación para hombres y mujeres pobres. La universidad no despatriarcaliza ni descoloniza, por el contrario, la afirma y consolida. Por tanto, no es un triunfo mayor la cantidad de mujeres profesionales, pues ellas (en su gran mayoría) no están en contra del sistema, del capitalismo, del establishment, del status quo. Creer que mientras más mujeres accedan a los centros de formación habrá otro mundo, es creer que el cambio vendrá cuando las mujeres dirijan el mundo.
Esto no quiere decir que no esté bien que accedan a la universidad, sino que hay que dejarse de engañar pensando que así se cambiará este sistema patriarcal. Solo topan las ramas, pero las raíces siguen intactas, como consecuencia no hay cambio sino puros gatopardos que hacen cambios que a la final no cambian nada.
Si el feminismo, la izquierda, el ecologismo, el animalismo, y todos estos grupos, con buenas intenciones, no se descolonizan, no se despatriarcalizan, no se descapitalizan, no se descosifican, seguiremos dando palos de ciego. Ya vamos 500 años, y ni derechas ni izquierdas, ni todos los grupos mencionados anteriormente dan una luz profunda ante el oscurantismo patriarcal capitalista. Ojalá algún día comprendan, puedan ver la alteridad que les está llamando (Buen Vivir). Seguramente la madre tierra les hará comprender en algún momento.
[1] https://ner.com.mx/news/violencia-domestica-hacia-el-hombre/
[2] https://gk.city/2021/11/25/maria-de-lourdes-alcivar-no-entendio/
[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-43618412
[4] https://www.europapress.es/sociedad/noticia-maltrato-hombres-realidad-silenciosa-20150612102418.html
[5] https://www.gob.mx/imjuve/articulos/violencia-contra-hombres-una-violencia-mas-silenciosa
[6] https://gk.city/2021/11/25/maria-de-lourdes-alcivar-no-entendio/
[7] https://youtu.be/gFUzjsuKI-k
[8] https://www.bbc.com/mundo/noticias-37433790
[9] https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-47694296
[10] https://www.bbc.com/mundo/noticias-47117444
[11] http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0026-17422014000200053
[12] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150812_salud_diferencias_hombres_mujeres_rupturas_amorosas_ig