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Atawallpa Oviedo Freire, Puruwa de Ecuador, Filósofo Andino, Autor de 12 libros, 5 traducidos al francés. Director de la Escuela Alteridad de Estudios Superiores. Coordinador del Centro de Estudios del Buen Vivir.

Antes de empezar cualquier proyecto es importante comprender, interiorizar, asimilar en uno, lo que se quiere poner en práctica o concretizar en otros. Caso contrario, es lanzarse al vacío y luego no saber cómo aplicarlo, profundizarlo y consolidarlo. Todo lo cual puede generar desilusión, desencanto, pero ante todo, el desviarse del camino y lograr justamente el proceso inverso u obtener lo que no se quería alcanzar. Y con ello terminar dándole armas, recursos o pretextos a los opositores o enemigos para que justifiquen o tengan argumentos para rechazar una tendencia u opción política.

Si no se comprende bien qué es el Buen Vivir se puede terminar recreando un Mal Vivir, y lo peor, a nombre del Buen Vivir. Se puede pretender un proceso de descolonización, y a la final terminar haciendo nuevos procesos de neocolonialismo. Se puede empujar procesos de despatriarcalización, pero en última instancia reforzar el machismo y el patriarcado desde otra forma. Se puede luchar contra el racismo, pero terminar solo virando la tortilla e idealizando a un color de piel, pues como decía Frantz Fanon el siquiatra martiniqués de origen africano, “el blanco está preso de su blancura y el negro de su negrura. Para nosotros el que adora a los negros está tan ‘enfermo’ como el que los abomina […] Tanto el negro es esclavo de su inferioridad, como el blanco de su superioridad”.[1]

Algunos pueden decir que están rescatando nuestras espiritualidades milenarias, pero lo que hacen es folclorizarlo en ciertos actos políticos, pues en la vida cotidiana creen que dios es un señor en el cielo, y este señor no es como un hombre indígena de Ameriske[2] (América), peor una mujer, es un hombre blanco, rubio, de ojos azules.

Algunos pueden decir que son revolucionarios, pero siguen viviendo como pequeño-burgueses, es decir, no viven como el “hombre nuevo” del que hablan. Creen que la revolución es que todos vivan como pequeño-burgueses, y no en una vida sustentable y ecológica en cada expresión de la vida.

Algunos pueden señalar que defienden a la pachamama, pero tiran la basura en las calles, quebradas, ríos, lagos. Aunque esto no es nada, en relación a los que la queman, la explotan, la destruyen. Y lo peor, son aquellos que hacen rituales y ofrendas a la pachamama para que encuentren minas y se hagan ricos luego de destruirla.

Algunos pueden hablar a nombres de los indígenas, pero sus políticas pueden ser anti indígenas o que no se basen en los saberes y principios indígenas, ya sea porque las desconocen o porque creen que hay otros conocimientos superiores o mejores. Esto se da ahora más que nunca, cuando hemos llegado a un momento en que los colonialistas de este tiempo ya no solo tienen rostro blanco o mestizo sino también originario.

Todo esto implica comprender que el colonialismo está vigente, que la marca colonial se ha ido profundizando y consolidando. En estos casi 500 años de vida colonial todos estamos colonizados, pues vivimos en un sistema colonial y somos formados y educados colonialmente, unos más otros menos, esa es la diferencia entre nosotros.

Los únicos que no están colonizados son los pueblos llamados en aislamiento voluntario, pero quienes se han ido acercando a las ciudades o que ya están viviendo en las urbes, que son los centros coloniales o de mayor colonialismo, son los que están más colonizados. Lo peligroso es que los campesinos que se urbanizan cuando regresan al campo van colonizando a los demás. Especialmente, los profesionales que han sido formados en las universidades o centros de formación eurocéntrica, que recrean formas neocoloniales con ropaje indígena o intercultural o de cualquier otro tipo.

Por ende, seguir manteniendo el sistema escolarizado creado por el eurocentrismo, es seguir manteniendo y profundizando la carga colonial. Preferible analfabetos pero con sus propios saberes y cultura, que alfabetos y con conocimientos coloniales para seguir ampliando y profundizando la dependencia. El Buen Vivir no puede ser utilizado para crear más escuelas con pedagogías, metodologías y epistemes eurocéntricas, sino para restituir los centros de alta formación, como los que habían en la Isla de la Luna y la Isla del Sol en el lago Titicaca, como lo referencian los mismos cronistas españoles, por ejemplo, Martín de Murúa.[3]

Para poder conceptualizar a cabalidad el Buen Vivir es fundamental comprender el pasado, pues el pasado vive en el presente, y para cambiar el presente hay que entender porque hemos llegado a la actual situación, caso contrario se sigue reproduciendo lo mismo. Siendo eso justamente lo que ha sucedido y por ello no ha habido el anhelado cambio que se pregona desde hace tantos años en todo el mundo.

En este sentido, es prioritario entender adecuadamente la época precolonial, la colonial y la situación actual o del momento. No hemos dicho la época republicana, porque para nosotros ésta es otra parte más de la etapa colonial, la misma que se mantiene hasta este momento, pues no hubo ninguna independencia de España, tan solo hubo un corte administrativo.

Lo que ahora se dice la “época independentista” tan solo fue una disputa entre las élites criollas y las monárquicas, por quienes se quedan definitivamente con el control de las haciendas y de los indios. Era una pelea entre ellos, pues los criollos querían el control absoluto de estos territorios y no enviar nada a la realeza, y en el otro lado, los monárquicos que querían seguir bajo la tutela de la corona.

Es más, la situación de los pueblos indígenas se empeoró luego de la supuesta independencia, pues los “patriotas” fueron más crueles y les hacían trabajar mucho más fuerte a nuestros abuelos y abuelas. Ninguno de ellos pretendía acabar con el sistema de haciendas y el esclavismo de las poblaciones indígenas, tan solo ya no querían compartir las riquezas con los reyes católicos.

Los “independentistas” no querían terminar con ningún yugo español, sino, ellos tener el control absoluto del yugo, para disponerlo a su antojo y sin tener que rendir cuentas a la realeza, pues, las poblaciones originarias se estaban levantando cada vez más fuerte y amenazaban con una independencia real, como pasó en las rebeliones dirigidas por los indígenas Tupak Katari y Bartolina Sisa en la actual Bolivia, y por los mestizos Tupak Amaru y Micaela Bastidas en Perú, etc. Y antes de que eso suceda, los criollos se hicieron cargo de la ruptura administrativa con España, a lo que llamaron independencia, pero que la misma fue solo para ellos, pues los “patriotas” les mantuvieron a las poblaciones originarias esclavos en las haciendas hasta hace solo 60 años atrás, en que se produjo la reforma agraria.

Entonces, si se sigue creyendo que hubo independencia y ensalzando a los supuestos patriotas e independentistas, no habrá un real proceso de cambio, puesto que esto significa que no se ha entendido que el asunto de fondo o de raíz, es ontológico, epistemológico, axiológico, hermenéutico, etc. Y como consecuencia se seguirá creyendo que el problema está solamente en cortar las ramas de la derecha, creyendo que las ramas de la izquierda son las salvadoras, y no podrán llegar al tronco y peor a las raíces de la cuestión a resolver, convirtiéndose todo tan solo en un saludo a la whipala.

Esto quiere decir, que el asunto no es tan solo un cambio político o económico, sino, existencial, refundacional, estructural, conciencial, y no meros cambios con maquillaje indígena o intercultural a las mismas instituciones colonialistas. Ni solo una cuestión de pobreza o de clases, sino cultural, de vida o muerte de nuestra cultura. Nuestra cultura está en proceso de desaparición, el ejemplo más claro, es que nuestros idiomas milenarios están desapareciendo. Nuestra gente ya no se considera indígena sino mestiza, tal como lo demuestran los censos en Bolivia en que han crecido los llamados mestizos.

Nuestra cultura ha sido folclorizada, mestizada, hibridada, y otra serie de mezclas que nos están intoxicando lentamente, bajo el argumento de interculturalidad, cuando en la práctica se está produciendo una inculturación y aculturación, es decir, un proceso de integración de una cultura en otra y por ende la pérdida de la cultura propia.

En este sentido, es importante tener bien en claro que la época antes de la invasión de la monarquía española, nuestros territorios estaban formados o constituidos por un conjunto de ayllus o de mancomunidades, con nuestras propias instituciones o sistemas de organización, gobierno, elección de autoridades, producción, distribución, etc, etc.

Sistema tan bien estructurado, organizado y muy productivo, que los europeos se quedaron admirados, y luego algunos de ellos quisieron reproducirlo en Europa, por parte de los llamados socialistas utópicos, por el comunista de Marx, y por el bolchevique de Lenin. Pero a la final no lo entendieron y terminaron creando modelos totalitarios y dictatoriales, a nombre de comunidad, colectividad, mutualidad. De lo cual se ha aprovechado la derecha ante el fracaso de estas experiencias de la izquierda para meternos a todos en el mismo costal. Tal como acaba de decir el ex presidente Aznar en España de que el indigenismo es el nuevo comunismo, y los cívicos de Bolivia ahora andan repitiendo lo mismo.

Eso pasa cuando algo no se conoce bien y se comienza a especular e imaginar en la cabeza, y no se parte de la vivencia práctica y de las filosofías de los pueblos construidas comunitariamente en cientos de años. Y eso mismo puede pasar con el Vivir Bien, si no reaccionamos a tiempo, antes que se desdibuje y deforme el Buen Vivir con malas prácticas. Tal como ciertos médicos que no conocen bien una enfermedad y terminan haciendo malas prácticas médicas y matando a su paciente en vez de curarlo. El médico quería curar pero acabó matándolo, y eso puede suceder con el Vivir Bien sino se lo conceptualiza y ejecuta saludablemente.

Entonces, es fundamental comprender que nuestros abuelos jamás crearon un sistema llamado Estado con todas las instituciones que la conforman o constituyen, sino que recrearon un sistema, que en castellano la palabra que más se acerca es Mancomunidad, con sus propias instituciones o formas de organización y de gobierno ligados en red. Y esta debe ser restituida.

Los invasores impusieron su sistema Estado sobre nuestro sistema Mancomunitario y su propósito ha sido (y es) imponer plenamente el estado burgués y desaparecer completamente nuestro modelo mancomunitario. De hecho, ya han logrado en una parte, pues ahora sobreviven algunas comunidades pero que no están entretejidas en un sistema y en un gobierno mancomunado.

Hasta antes de la reforma agraria, el sistema de ayllus estaba vigente todavía, pero desde ahí ha venido resquebrajándose paulatinamente. En los últimos 20 años, se le ha dado un gran golpe al sistema comunitario y ahora está en serio peligro de desestructuración, especialmente por el despoblamiento de las comunidades, ya que muchos se han ido a tugurizar o hacinar en las ciudades, ilusionados o comprados por un tal desarrollo y progreso en los centros urbanos.

Esto quiere decir, que fortalecer y principalizar el estado colonial y a sus instituciones sobre nuestro sistema milenario es atentar contra su existencia o prolongación y darle el golpe final. Dicho de otra forma, los comunistas dicen que el estado es un aparato de dominación burgués, pero que cuando construyan el comunismo lo destruirán, al igual que al partido único y a la democracia. Es decir, para ellos primero hay que fortalecer el Estado para luego dizque destruirlo.

Algo que el propio Marx pocos años de morir se dio cuenta que no era necesario consolidar el capitalismo para crear el proletariado, ni construir el socialismo, sino, el de fortalecer y consolidar el milenario sistema de comunidades o de comunas existentes. El problema es que los socialistas y comunistas no han leído todavía esto, y si lo han leído siguen teniendo a Lenin como su maestro de cabecera.

Entonces, no se trata de ampliar el estado y sus instituciones, sino el de fortificar nuestro sistema y sus instituciones milenarias. Se trata de tejer la red entre comunidades que está rota, para recrear nuevamente la forma de Mancomunidad, con sus propias formas de gobierno, de administración, de producción, de intercambio, de educación, de salud, etc.

Por tanto, no se trata de tomarse el estado burgués para consolidarlo, sino el de utilizarlo como instrumento o medio para fortalecer nuestro propio sistema y nuestras instituciones milenarias. No se trata de llegar al tal comunismo en decenas de años para recién ahí desaparecer el estado sino de comenzar ahora, haciéndolo cada vez más pequeño y agrandando nuestro sistema milenario. Pero los socialistas se encuentran haciendo todo al revés y lo que están consiguiendo es que nuestro sistema de ayllus esté en proceso de desaparición, al igual que la especie humana con la crisis climática en curso.

Lo que hay preguntarse y responder seriamente, es si somos parte de un movimiento al socialismo o de un movimiento al suma qamaña. Son dos propuestas diferentes y hasta antagónicas. No podemos caer en la trampa que algunos nos han tendido, de que ambas son paralelas o complementarias, y que se pueden fusionar. Si seguimos en esa creencia terminaremos como un brazo indigenista del socialismo, a la cola de los comunistas, aupando su proyecto estatista, y por ende dando el golpe último a nuestro sistema de mancomunidades. Irónicamente, no lo haría la derecha sino la izquierda eurocéntrica, neocolonial, pequeño-burguesa, estatalista, extractivista.

La izquierda no entiende a David Choquehuanca y le viene dando duro desde su discurso inicial de posesión como vicepresidente. Los socialistas y los comunistas son chistosos, critican al imperialismo, al colonialismo, al eurocentrismo, pero se manejan y funcionan con sus categorías y con ello reproduciendo la marca colonial. Ellos se inventaron la categoría derecha-izquierda para dividir al pueblo, y los que se dicen antimperialistas y anticolonialistas mantienen y fortifican esta categoría y por ende la carga colonial que se reproduce infinitamente.

Son más chistosos, cuando dicen que quieren terminar con la dominación al pueblo y que para ello hay que dominar a la burguesía y a los ricos, y que luego ellos terminarán con todo tipo de dominación. La dominación del proletariado terminará con la dominación en sí mismo. La dominación extingue a la dominación. Ojalá algún día aprendan a volar como el Cóndor con las dos alas.

Esto no significa desconocer que hay una disputa entre clases, pero que esta se da al interior del capitalismo, pero en nuestras comunidades no funcionamos así. Pero los dogmáticos han metido a los partidos políticos a nuestras comunidades y ahora estamos más divididos que nunca. De la misma manera como las religiones coloniales que han penetrado en nuestros ayllus y nos tienen fragmentados y separados entre católicos, cristianos, evangelistas, etc.

Y ahora hay algunos con rostro indígena que dicen en nuestras comunidades que nuestras espiritualidades son diabólicas, idolátricas, paganas, supersticiones. Y otros andan repitiendo el discurso de la derecha, desencantados de la izquierda, cuando nosotros tenemos nuestra propia vía. Entonces, es fundamental comprender que el Buen Vivir es una vía alterna al capitalismo y al socialismo.

Así va penetrando cada vez más fuerte la marca colonial y hay quienes dicen que hubo independencia, cuando nos encontramos en la etapa cumbre del colonialismo, donde actualmente hay coloniales con poncho que dicen que llevan el desarrollo y el progreso a nuestras comunidades, pero que en realidad es el desarrollo y el progreso colonial.

En este sentido, para reconstruir el Buen Vivir donde se ha perdido, las dependencias burocráticas de descolonización, de despatriarcalización, y otras, canalicen los recursos, las iniciativas y los proyectos para resolver las causas que generan el colonialismo, el machismo, el patriarcado, el racismo, el clasismo, etc.

Entonces, el Buen Vivir no es más estatismo, más sindicalismo, más partidismo, más extractivismo, más democracia, sino, más comunitarismo, más comuncracia, más ecoaldeismo, más economía mutualista, más producción sustentable, más autonomía, etc. La democracia es la imposición de las mayorías sobre las minorías, pero nuestro sistema milenario, y al que nosotros le llamamos comuncracia, funciona en el consenso, la conciliación, la mediación. Y así en todo lo demás.

En México algunas comunidades se han dado cuenta de algunas de estas trampas coloniales y ya no permiten la entrada de los partidos políticos, pues saben que son mafias electorales para separarnos y pelearnos entre nosotros, y han retomado sus propios sistemas de participación y elección. Siendo en esto fundamental la alternabilidad.

Sin dejar de mencionar a los zapatistas que han ido mucho más lejos y ya están viviendo el Buen Vivir en forma amplia en su territorio, más allá del estado mexicano y de todas sus formas coloniales. De ahí, que los terratenientes están intentando provocar una guerra civil para aniquilarlos, es decir, buscando que se peleen entre ellos o con otras comunidades para que se maten entre los mismos pueblos, tal como provocan las guerras entre países.

En consecuencia, no podemos perdernos de camino y de horizonte, hay muchas trampas y muchas ilusiones, las que continuamente el colonialismo nos lanza como carnada, y si no estamos bien claros, podemos caer en su red y acabar desviándonos, y convenciendo a otros de que ese es el camino. Por eso debemos estar bien atentos, y no dejarse llevar por máscaras indígenas, por bonitas palabras, por nuevos espejismos.

En definitiva, el Buen Vivir tiene su base y experiencia en lo comunitario, construido en miles de años, y no podemos caer en la aventura ni en una nueva moda inventada por neo “independentistas” y neo “patriotas”. Los mismos que ha pretexto de que “el buen vivir está en construcción” introducen formas neocoloniales, que aparentan ser transformadoras pero que son mecanismos para sacarnos del camino.

Hay algunos que escriben y hablan sobre el Buen Vivir, pero que ni siquiera lo han encarnado ni lo han pasado por su corazón, y siguen viviendo en formas pequeño-burguesas, es decir, que ya no son parte de comunidades, que ni siquiera crean en las ciudades formas colectivas de trabajo, estudio, investigación, producción; que no producen o compran productos agroecológicos; que no se empeñan o hablan de la necesidad de construir ecoaldeas para la gente que se ha criado en las ciudades, etc.

Y esto se puede hacer desde el Estado, destinar acciones y recursos para abrir ecoaldeas. Hay muchos que están interesados en construir ecoaldeas, pero que no tienen los recursos para hacerlo. Por tanto, la salida mundial es ecoaldeizar el mundo, recampesinar la vida.

En estos últimos años han crecido tremendamente las ciudades, especialmente en Bolivia, mientras en Europa y EEUU los ricos se están yendo al campo. Ellos están contentos que los campesinos se vayan a las ciudades para comprarles sus tierras, así todos quedarán prisioneros en las ciudades, mientras ellos tienen todas las tierras. Ese es su plan para controlar a la humanidad, para que en las ciudades se peleen entre los urbanos, mientras ellos son dueños de todas las tierras del planeta. Todos hacinados en las urbes industriales, trabajando para producir más bienes, y ellos enriqueciéndose más y más. Apenas el 4% del territorio del planeta lo conforman ciudades, es decir, si sumamos la superficie de todas las ciudades del planeta éstas apenas ocupan el 4%, y ellos quieren controlar el 96% restante de la tierra.

Entonces, había que fortalecer el sistema de ayllus para que se queden ahí, y no crear quimeras para que se vengan a las ciudades-prisión, y con ello sucumbir el sistema comunitario. En resumen, tenemos que robustecer las ecoaldeas milenarias y crear modernas ecoaldeas, y para ello podemos utilizar el Estado en esos propósitos.

En consecuencia, cada uno elija entre capitalismo, estatismo-socialismo, y nuestro milenario suma qamaña o sumak kawsay.


[1] Fanon, Frantz, Piel negra, máscaras blancas [1952], Madrid, Akal, 2009.

[2] https://www.alteridad.net/2021/09/08/el-nombre-america-viene-de-los-mayas-y-no-de-vespucio/

[3] http://www.biblioteca-antologica.org/es/wp-content/uploads/2018/03/MURUA-Historia-General-del-Perú.pdf

Por Alteridad

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