Una crítica a las feministas comunitarias
Atawallpa Oviedo Freire (Dr.), filósofo andino, director de la Escuela Superior Alteridad, Coordinador del Movimiento al Buen Vivir Global.
Feministas autodenominadas “feministas comunitarias” han teorizado de que sí existió antes de la invasión europea de Ameriske[1] (nombre propio y antiguo de América), un patriarcado inca, aymara, azteca, etc. Algunos se han hecho eco de estas teorías, incluso, están de acuerdo intelectuales que respetamos mucho como Walter Mignolo, por lo que se hace necesario debatir aquello.
Evidentemente nosotros estamos en desacuerdo con esta postura, en primer lugar, porque las proponentes de esta teoría (a quienes respetamos mucho) parten en última instancia del concepto eurocéntrico de patriarcado. Y por otro lado, y principalmente porque para justificar sus aseveraciones toman como referente a las visiones históricas eurocéntricas sobre los Incas, los Aztecas, etc. No han hecho una descolonización de esa historia colonial y colonizadora, sino que más bien validan y afirman esas visiones sobre el pasado precolombino.
Antes de pasar a explicar nuestra posición, es importante precisar que para nosotros resulta un oxímoron hablar de “feminismo comunitario”, pues lo comunitario es integral, abarca todo, y el feminismo hace referencia solo a las mujeres. Desde una concepción comunitaria la acción y reacción no son por partes sino en conjunto. Desde una visión milenaria o indígena no cabe declararse feminista, ecologista, antirracista, anti capitalista, etc, por separado, sino todo ello unido en su transversalidad e interseccionalidad. Por ello, consideramos que es más adecuado llamarse “comunitario” a secas. Un ser comunitario (que no es comunismo) actúa integralmente y no por sectores.
Qué entendemos por patriarcado? Es un sistema construido sobre la noción de que lo femenino es inferior a lo masculino, y para ello se han creado una serie de instituciones y formas para legitimar un estilo de vida en esas condiciones. Lo femenino no hace referencia solo a la mujer, sino a varios elementos de la naturaleza (Madre Tierra), como también a algunos tipos de deidades o fuerzas invisibles existentes en este mundo y el pluriverso (Pachamama). Pero también, a ciertas cualidades consideradas como menores, así la sensibilidad, el deseo sexual, la intuición, las emociones, etc., existentes tanto en hombres como en mujeres.
Por ende, los esclavos, los pobres, los agricultores, los artesanos, los discapacitados, los artistas, que no privilegian a la razón sobre las emociones y los sentimientos también son considerados inferiores o irracionales. Y también fueron consideradas las culturas y “razas” que eran diferentes a las patriarcales, constituidos por pueblos con otra visión del mundo y calificados como salvajes por el patriarcado. Empezando por los pueblos indígenas de Europa, a quienes los sentenciaban de salvajes y bárbaros, y a los cuales había que civilizarles, es decir, volverlos racionalistas o logocráticos, que es eso en esencia la civilización y que es el sistema elaborado por el patriarcado, para hacer posible la dominación de todo lo considerado como menor, débil, primitivo; o como hoy se dice, subdesarrollado, tercer mundista, atrasado, etc.
Todos estos hombres estaban (y siguen estando) mal conceptuados y en peores condiciones que las mujeres de los patriarcas o de los ricos actualmente, o, dicho de otra forma, el patriarcado es más fuerte y duro con estos hombres que con las mujeres de los poderosos y de los occidentales en general. Por eso, cuando el feminismo en una visión eurocéntrica habla de mujeres en general, se olvida que desde hace 500 años las mujeres llamadas “blancas” están en mejor situación que millones de hombres no-blancos en todo el planeta. Solo ven la dominación de los hombres blancos sobre las mujeres blancas, pero no ven como las mujeres blancas dominan a los hombres no blancos.
Esto que acabamos de describir jamás pasó en Abya Yala (nombre alternativo de América). Lo femenino jamás fue minimizado, desvalorizado, aplastado. La Madre Tierra o pachamama siempre jugó (y juega) un rol fundamental. Las deidades femeninas de igual manera. Jamás se potencializó a la razón sobre las demás condiciones humanas. Las familias se constituían siguiendo la línea materna. El gobierno era dirigido por la pareja, como sucede hasta el día de hoy en algunos lugares. Etc.
Otra cosa es que los historiadores colonialistas, en su patriarcado y machismo intrínseco, solo hablen de los hombres y no de sus compañeras, para escribir la historia anterior y posterior a la invasión de las monarquías europeas. Siempre junto al Inca estaba la Koya, pero evidentemente los cronistas y los teóricos eurocéntricos debido a su formación patriarcal solo se fijaron en los hombres para hacer referencia a la situación de los pueblos originarios. Es más, lo vieron como un absurdo la actuación en pareja por los pueblos milenarios, por lo que hablar y escribir en dúo sería irse en contra de ellos mismos. Dicho de otra forma, para contar lo que veían lo relataron desde sus concepciones patriarcales y desde su visión civilizatoria de la vida, procediendo a asimilar y asemejar a todo lo precolombino con lo que pasaba en Eurasia.
Que la historia la hayan escrito eurocéntrica y patriarcadamente no es culpa de los pueblos precolombinos, sino de sus intérpretes y que reflejan su condición. Por lo que hacerse eco de esas visiones, y todavía más por quienes se declaran comunitarias e indígenas resulta preocupante, por decir lo menos. Incluso, hoy algunos teóricos e investigadores hablan de que sí hubo mujeres gobernantes (“reinas”) en Ameriske, lo cual es cierto, pero no eran ellas solas y separadas de sus compañeros. Y peor, considerar a estas mujeres gobernantes como parte de un tal matriarcado. Nunca hubo matriarcado en ninguna parte del mundo. Es urgente reescribir la historia.
Entonces, en Ameriske jamás hubo patriarcado, quizás ciertos rasgos de machismo, pero que no significa que eso sea patriarcado, a menos que a eso se quiera identificar como patriarcado, pero esa sería una visión eurocéntrica. Para que haya existido patriarcado, los Incas y demás pueblos de Ameriske, debieron tirar abajo el sistema comunitario para configurar un sistema verticalista, que eso configura el patriarcado, y aquello jamás pasó.
Claro, que hubo casos de personas esclavizadas o dominadas, pero no eran consideradas inferiores por que tenían alguna cualidad femenina, sino porque eran hombres y mujeres en contra de la autoridad de otro pueblo, y eran puestos en una condición de control. Hubo casos de pueblos “con” esclavos, que es muy diferente a pueblos “de” esclavos (esclavismo). No es lo mismo. El francés Thomas Piketty lo explica bien.
Entonces, lo fundamental del patriarcado es crear un sistema con instituciones nuevas dentro de condiciones señoriales y eso jamás pasó en ninguna parte de Ameriske. Los pueblos de este continente mantuvieron por cientos de años el sistema comunitario hasta que llegó el patriarcado y comenzó a destruir esta forma de vida. Si todos reconocen que los pueblos de Ameriske vivían en un sistema comunitario, no puede existir un patriarcado comunitario o un sistema comunitario patriarcal, sería un absurdo. Si ya no es comunitario es patriarcado u otro.
Si hubiese existido patriarcado en Ameriske no hubiera sido posible o hubiese sido difícil la invasión de este continente por las monarquías europeas, pues los pueblos precolombinos habrían desmontado lo comunitario para construir monarquías, las que habrían concentrado y centralizado todo en ciertas familias patriarcales. Y a partir de ello, entrar en guerras fratricidas como modelo de vida, inventar armas sofisticadas, tener grandes ejércitos, etc., en su afán de patriarcalizar a los demás pueblos.
Es decir, hacer y construir todo lo que hizo el patriarcado mesopotámico y babilónico, que es ahí donde surge el patriarcado, y que luego de afincarse en ese territorio empieza la patriarcalización del mundo, logrando en primera instancia patriarcalizar la media luna mediterránea (Roma, Grecia, Oriente Próximo y Medio, Egipto). Y de la disputa entre ellos, serán los romanos los que se encargarán de invadir y patriarcalizar Europa y el norte del África. Para luego, los patriarcalizados europeos lanzarse a la patriarcalización del resto del mundo, logrando a este momento con la llamada globalización la casi completa patriarcalización de la mayoría de la humanidad.
El colonialismo, el conquistalismo, el racismo, el sexismo, el modernismo, el capitalismo, y todas las taras que conocemos, son producto del patriarcado. Esa es su raíz y todo lo demás son sus troncos y ramas.
Cabe también precisar, que el resto del mundo de fuera del patriarcado no era el paraíso ni el territorio del “buen salvaje” (como suelen hablar ciertos eurocéntricos). Eran pueblos comunitarios con deficiencias y problemas en su sistema, pero que no llegaron a los niveles de descomposición y deformación al que llegó el patriarcado y su sistema social la civilización. Modelo de vida matricida o anti madre tierra, que nos ha conducido al momento de crisis existencial que vivimos actualmente con el cambio climático en curso.
De ahí que la lucha contra el capitalismo no puede ser solamente contra el modelo económico actual del patriarcado, sino sobre todos los elementos que la constituyen, es decir, desde sus raíces. Toda lucha parcial de las mujeres, indígenas, ecologistas, lgtbis, migrantes, etc, siguen siendo en última instancia luchas eurocéntricas y patriarcales, pues solo generan divisiones al interior de estos guetos o colectivos, y entre estos grupos.
Por ello, la cantidad de feminismos que han aparecido, lo cual no apunta a un cambio profundo sino tan solo a gatopardos que a la final no cambian nada, y que más bien afincan lo estatuido. Sus teorías son cooptadas y digeridas al sistema oficial, para luego ser desnaturalizadas y desmanteladas, perdiéndose las posibilidades y orientaciones para hacer cambios raizales.
El patriarcado está tan metido en todos nosotros, que sin darnos cuenta podemos generar nuevas ramas, que en apariencia están en contra del patriarcado, pero son más de lo mismo. Todo proyecto que no vaya a la raíz y que implica la comprensión de lo anotado anteriormente, solo puede llevar a crear un nuevo oxímoron y una serie de formas que aparecen como interesantes, pero que tan solo se dan la vuelta en lo mismo.
[1] Los conquistadores cuando regresaban a Europa hablaban de las ricas minas de Ameriske en la actual Nicaragua. Y todos comenzaron a utilizar este término, que luego castellanizado término en América, pero luego se inventaron el cuento de Vespucci para decir que provenía de él.
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