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ATAWALLPA OVIEDO FREIRE

La revuelta contra Evo Morales por parte de todos los sectores que conforman Bolivia, terminó en un golpe de Estado que fue capitalizado por la derecha, más no por los sectores medios que fueron la mayoría, y peor por los sectores populares que aunque en menor número también plegaron, pues no estaban de acuerdo con muchas posturas de Evo, lo que no necesariamente significaba estar en contra del MAS. Evo no es el MAS ni el MAS es Evo, como se ha visto claramente en estas elecciones.

Como casi siempre las luchas son capitalizadas por la derecha y aprovechan para manipular todo ese descontento a su favor, pero después de un año el tiro les salió por la culata. Janine Añez figuraba como segunda vicepresidenta del Senado y eso hizo que le tocará asumir la presidencia. Qué hubiera pasado si otro personaje tomaba la posta y hacía un buen desempeño. Lo cierto, es que Añez (en realidad Arturo Murillo) volvieron a abrir la puerta al MAS con su política fanático religiosa, su racismo, su corrupción, su entrega a la derecha y a Trump, su gobierno para los poderosos al interior y exterior de Bolivia. Añez dijo que no se presentaría para las elecciones y luego lo hizo, pero finalmente se retiró porque no tenía apoyo, pues si lo hubiera tenido otros habrían declinado su candidatura.

Lo que vivió Bolivia fue un año de muertes, ataques, insultos, de falsedades, por parte de toda la derecha, en especial, Quiroga, Camacho y hasta el propio Mesa; todo lo cual fue alimentando el rechazo, la bronca, la molestia, y que se expresó en un voto de castigo contra toda la derecha. Y también contra los medios de comunicación, cómplices y encubridores que alentaron todo ello, y que son otros de los grandes perdedores.

Desde hace rato y en todo el mundo, una buena cantidad de votantes no sufragan por ideologías sino por candidatos. Y desde hace poco se ha fortificado quienes no votan nulo sino que emiten un voto castigo, como lo hicieron en EEUU contra los demócratas y votaron por Trump para ridiculizar a la política. La gente está cansada de este sistema y de los políticos, ya no creen en ellos. Las encuestas en todo el mundo dan un promedio de apenas 20%, a quienes todavía creen en este sistema de democracia y de partidos políticos.

Así ha sucedido en varios lados y Bolivia no es la excepción, unos han votado por el candidato, otros por rechazo a alguien, otros por ideología, otros por afinidad cultural o étnica, etc. Han votado por Arce, porque fue un economista que tuvo resultados positivos dentro del capitalismo, hubo más circulante y mejoró el ingreso de la clase media, que es lo que le interesa a la gran mayoría del pueblo boliviano, salir de la pobreza colonial. No es que tengan conciencia de clase, revolucionaria, cultural, ideológica, epistémica. Otros votaron por Choquehuanca porque es alguien de su fenotipo, porque se distanció de Evo y de Linera, reclamando una política diferente a la que imponía Linera, porque impulsaba el Suma Qamaña. Y posiblemente sean la mayoría de los votos los de Choquehuanca, que los de Arce, y del propio Evo y el MAS en su conjunto.

Por cierto, se vieron obligados a poner a Choquehuanca, pues no le querían por las críticas que hizo a Linera y Evo, pero como arrastra mucha gente se vieron obligados a ponerlo de vicepresidente. Si hubieran competido Arce y Choquehuanca a la presidencia por diferentes partidos, los votos se hubieran dividido equitativamente para ambos. Se dieron cuenta de ello y aceptaron. Personalmente hubiera preferido que sea Choquehuanca el presidenciable, pues representa al ala indígena que pregona el Suma Qamaña. Se sabe que hay varias alas en el MAS y siempre se impuso el ala sindicalista de Evo y Linera. Esperemos que Choquehuanca juegue un rol fundamental como lo hizo Linera. Y lo mismo Arce, quién ha marcado ya distancia relativa con Evo, lo que ha gustado a algunos. Muchos creen que Evo ya cumplió su misión y debería retirarse.

Por otro lado, en Bolivia no había por quién más votar, eran todos los variados candidatos de la derecha con uno solo de la izquierda. Luego se dieron cuenta, pero no todos declinaron. Sin embargo, así todos hubieran declinado a favor de Mesa, no hubiera servido de nada. En todo caso, con el 54% de votos a favor del MAS, significa que Bolivia está dividida. Es un país polarizado, en donde el racismo juega un papel fundamental, hay un odio de parte y parte, y eso puede ser caldo de cultivo desde proyectos pequeños hasta el de una guerra civil, dependiendo de las condiciones.

Lo importante, es que el sector indígena es un peso potente, ya jamás podrán ser despreciados y rechazados, como ahora se rasgan las vestiduras los ideólogos e intelectuales de la derecha, de que el error que se cometió es no relacionarse más con los indígenas. Claro, que eso para ellos significa atraer personajes de “cara indígena” pero con mentalidad de derecha, para dividirlos más y sacar ventaja de ello, pues no les interesa lo indígena más que como fuerza de trabajo.

El 46% va a dar dura lucha al nuevo gobierno, de hecho ya salieron grupos en manifestación en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. Esperemos que el MAS haya aprendido, hecho autocrítica en este año, y puedan actuar de otra manera diferente a lo que se cuestiona de Evo. Al menos Arce y Choquehuanca se presentan como más mediadores. Para mí, es la gran oportunidad de Choquehuanca para posicionar y visibilizar el Suma Qamaña al interior del MAS y de Bolivia. Consolidar el modelo de comunidades, dándoles más autonomía política pero sobre todo productiva, pero de tipo sustentable. No es necesario fortificar el capitalismo como quería el trasnochado de Linera, ni pasar por el socialismo para reconstruir el sistema de ayllus andinos, para lograr un cambio profundo y estructural.

Por Alteridad

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