ATAWALLPA OVIEDO FREIRE
Antes, se escuchaba que las parejas se mantenían por los hijos y que habían pocos divorcios, ahora se dice al revés, no hay que estar con alguien “solo” por los hijos y hay cantidad de divorcios. Antaño se veía al matrimonio como un sacrificio al que había que soportar para toda la vida, especialmente por motivos religiosos; hogaño, muchos no se casan, se unen y se separan fácilmente, imperando mucha banalidad y superficialidad. Nos hemos pasado de un extremo a otro.
Antes los padres eran bien estrictos y duros con los hijos, ahora los padres son bien permisivos y complacientes. Y así, podríamos enumerar muchas manifestaciones y actividades humanas y sociales, en las que hemos pasado de un extremo a otro hasta llegar a vivir en una polarización entre las dos. Que también se refleja en la política, en la cultura, entre los países, en las religiones, etc. Esta polarización está afectando a las familias, a la sociedad, a la naturaleza, a todo. ¿Es posible encontrar algo de equilibrio y armonía? Que es mucho más allá que eclecticismo, punto medio, mestizaje, centro, dentro del mismo paradigma; tiene que ser en otro sistema.
Personalmente me ha tocado vivir la experiencia de que mis padres se divorciaron y, como consecuencia el haberme quedado sin hogar, sin familia, y las repercusiones que ello ha implicado en mi vida. Y también he pasado la vivencia de separarme, de perder un hogar para mí y mis hijos, y también de haber argumentado que no cabe estar con alguien solo por los hijos.
Lo concreto, es que en ambos casos, tanto para mí en la condición de hijo, como en el caso de mis hijos, el resultado ha sido de afectación. Hijos sin haber tenido un hogar estable. Creo que todos queremos llegar a este mundo, tener un papá y una mamá juntos, y tener un hogar, una familia, una sociedad y un mundo en condiciones aceptables para todos, puesto que lo ideal no existe.
Creo que antes se soportaba al extremo un matrimonio por muchos miedos y creencias, incluso, habiendo hogares donde papá y mamá vivían en un infierno mutuo, y en muchos casos descargando todo esto sobre los hijos. Pero, ahora es el otro extremo, por lo más sencillo ya se separan, y se quedan supuestamente tranquilos con el argumento de que no se puede estar con alguien “solo” por los hijos. La cantidad de separaciones y de divorcios da cuenta también de un tipo de sociedad y de un sistema de creencias, como al revés.
Mi experiencia y de lo que he podido observar es que las separaciones están causando grandes estragos en los hijos, con cadenas que se reproducen por varias generaciones. Lo que no significa aceptar el otro extremo, de soportar cualquier cosa. Y el peor autoengaño, es separarse para buscar otro amor o la felicidad con otra persona, que en la mayoría de los casos se vuelve a repetir la situación. Es mejor separarse sin que haya alguien de por medio si no, es una gran trampa que normalmente termina mal.
Cuál sería ese equilibrio? Pensar en todos, antes se pensaba solo o principalmente en los hijos, ahora solo o principalmente en cada uno. Esto es, pensar en todos o en el conjunto, no tomar la decisión por separado. Ese sería el equilibrio, el buscar algo armónico para todos, para padres e hijos.
Otro asunto complejo, es la situación de con quién deben quedarse los hijos cuando se separan los padres. En la mayoría de los países del mundo se quedan con la madre, y el padre es solo un visitante, lo cual, tampoco ha resultado equilibrado para los hijos, por ende, para la sociedad y el mundo.
La experiencia europea, sin ser la ideal es la más aceptable. No todos la practican, pues muchos hijos se quedan con las madres, pero cada vez son más los casos en que los hijos comparten igual la vida de hogar de papá y con el hogar de mamá. No es obligado sino consensuado, aun cuando hay madres que no lo aceptan y se tiene que recurrir a la ley para que haya una tercera persona que intente poner equilibrio, y en ello también está la voluntad o aspiración de los hijos para ser escuchados.
Fuera de occidente, hay un extremismo y no se quiere dar paso a este medio de compartir, las madres son más posesivas y no quieren compartir a sus hijos con sus padres, solo aceptan las visitas. Evidentemente que hay papás irresponsables que no actúan adecuadamente, pero se puede pedir que se anule ese compartimiento cuando no beneficia a los hijos. Al menos en occidente hay esas posibilidades, pero en el resto del mundo está cerrado. Lo cual, también es manipulado por ciertas mujeres y hasta por ciertas feministas. Hay una disputa entre las feministas a favor y en contra del compartimento en la crianza y acompañamiento de los hijos. Un factor para ello es el económico, muchas mujeres prefieren recibir una pensión, que no la tendrían si es compartido. Prestándose esta situación, a veces, a abusos o aprovechamientos.
Debería abrirse todas las posibilidades, y no como ahora en que muchas mujeres y muchas feministas apuestan a que se queden obligatoriamente solo con la mamá. Los extremos, fundamentalismos, fanatismos, polarizaciones, están destruyéndolo todo. Empezando por la naturaleza que es nuestra fuente de vida y que también ha sido afectada por los extremismos y las polarizaciones. La pandemia es un aviso, pero al parecer, todos esperan un Covid 20 o 21 más graves o, que el calentamiento aumente y todo sea más grave, para en ese momento decir, verdad, tenían razón el calentamiento global era cierto.
Entonces, necesitamos un gran cambio a todo nivel, dejar los extremismos y las polarizaciones si no, vamos a desaparecer como humanidad o al menos una buena parte de ella.