Entrevista de Alfredo Pérez B. y Atawallpa Oviedo F.
Fernando Villavicencio es un hombre muy ocupado y con un prestigio particular, que temíamos que no aceptara una entrevista con nosotros; al igual que otros personajes que no han accedido y que ni siquiera nos han respondido para decirnos NO. Sin embargo, Villavicencio respondió casi de inmediato y afirmativamente, lo que es un síntoma de la calidad que tiene una persona, de la que otros dejan mucho en qué pensar.
Llegamos el día convenido hasta la oficina de su abogado, con la idea de hacer un reportaje por lo que grabamos la conversación informalmente. Pero cuando comenzamos a transcribirla, nos dimos cuenta que se perdían muchos elementos que no se pueden fácilmente escribir, como la fuerza de las palabras, la forma en cómo se expresa, la emoción detrás de cada frase, la energía y convicción en cada pensamiento, etc.
Por lo que decidimos además publicar la conversación en audio tal como se realizó, sin cortes ni ediciones. Creemos que el audio habla mucho de quién es Fernando Villavicencio, de sus condiciones y cualidades humanas, de su temperamento y convencimientos, de sus pasiones y propuestas. Si bien, se le ha escuchado y visto muchas veces en radio y TV, en esta conversación nos deja ver a un Villavicencio más natural y auténtico, que hasta llega a soltar algunas palabras “subidas de tono”, aunque lo importante es por qué lo dice.
Si Villavicencio es visto por muchos como un potencial candidato a presidente del Ecuador, algo que él no rechaza esa posibilidad pero que tampoco le quita el sueño, creemos importante que también se lo escuche a viva voz, para medir y sentir sus creencias y anhelos.
A continuación, un pequeño resumen y temas tratados:
A nuestra pregunta inicial de cuál sería el balance a todas sus investigaciones realizadas, Villavicencio prefiere hacerlo paso por paso y se traslada al año 2005 para ubicar a Rafael Correa en su condición de Ministro de Finanzas del gobierno de Pablo Palacio, y recordarnos cómo desde ahí se fue formando y construyendo su figura presidenciable.
Relata quiénes estuvieron a su alrededor, entre ellos importantes grupos de poder, y cuales fueron los pactos que se fueron configurando en caso de que llegara al gobierno. También cuenta de la relación y acuerdo de Correa con grupos y figuras internacionales, como las FARC, Lula, Chávez; y con empresas trasnacionales como Petrobras, Odebrecht. Todos los cuales financiaron la campaña de Correa. Incluso, intervino Carlos Slim uno de los hombres más ricos del planeta, asesorándole a través de uno de sus expertos en publicidad y propaganda.
A la final, entre todos ellos formaron o constituyeron un “licuado de ideologías”, desde el estalinismo hasta el opus dei. Sin embargo, fue la izquierda la que le puso el marco teórico, los símbolos, la historia, a alguien que nunca antes se había “quemado con el carbón de la lucha social”. Una izquierda “boba” y “ciega” que se dejó deslumbrar por un joven locuaz y carismático, sin medir lo que había detrás de esa figura. La izquierda no pudo ver quién era Rafael Correa y se dejó engañar, por lo que la izquierda es también responsable del desastre que propició.
Villavicencio se recuerda, cuando fue que Correa se dejó ver más claramente quién era. En una reunión en Carondelet con una comisión multidisciplinaria organizada por Alberto Acosta, quienes habían evaluado cual era la situación petrolera del país. En dicho informe que le presentaban a Correa, se señalaba que los contratos petroleros, especialmente de Palo Santo con Petrobras eran lesivos para los intereses del país. Correa no quiso escuchar nada de eso y más bien hizo leer una carta de Lula a través de su vice canciller. Prefirió mantener su convenio con Lula en vez de privilegiar los intereses del país, ahí Correa se dejó ver más de cuerpo entero quién era y a dónde le llevaría al país. Por ello, es contundente en señalar que Correa no se dañó en el camino, como Moreno y otros izquierdistas, si no “que así nació”.
Anota que podía haberse quedado callado y tranquilo con lo sucedido, pero decidió llevar ese informe a la fiscalía, sin saber que desde ahí empezaría su “viacrucis”, como asimismo un largo camino de investigaciones de corrupción, las que cambiarían su vida como las del país. Comenzó a sufrir la persecución del correísmo, de sus antiguos compañeros de lucha, quienes le querían en la cárcel. Recuerda a gente como Virgilio Hernández, Soledad Buendía, a quienes prestaba dinero para los pasajes de bus ya que eran pobres. Pero luego, comenzaron a disfrutar de las “mieles del poder” y se fueron contra él.
Villavicencio, con ironía y cierto resentimiento, recuerda que recibió más persecución de la izquierda que de la derecha. Lo más triste fue el ataque de sus propios compañeros, con quienes había caminado juntos. E irónicamente, alguien de derecha -como el banquero Guillermo Lasso- decidió apoyar su agenda y su lucha, y le propuso ser candidato por su partido. Algo que ningún grupo de izquierda lo hizo, y mas bien le acusaron de haber traicionado a la izquierda, incluido nosotros. Pero eso, no hizo que renegara de sus orígenes, como otros tantos lo han hecho. Incluso, ahora un “tarado” y otro “veraz” periodista, se vanaglorian de haber sido de izquierda y de haber terminado en la derecha.
Pocos fueron los que le apoyaron en sus 5 años de persecución, de clandestinidad, en medio de una orden de captura por parte de los jueces correistas. De ahí, que tiene un gran reconocimiento al “pueblo indómito” de Sarayaku que le escondió. Pudiera haberse quedado en el “imperio” donde le ofrecieron un trabajo y tostarse en las playas de Miami, pero prefirió regresar al país poniendo en riesgo su seguridad personal y familiar.
Sus convicciones y el juramento a sus hijos de “vengarse civilizadamente” de Correa fueron más fuertes. No podía dejar que el correismo quede impune con todo lo que él sabía. Con un sano orgullo señala que gracias a él hoy muchos de ellos están presos. Si el correísmo le quería muerto, hoy ellos están “pagando en esta vida todo lo que hicieron”, contra el Ecuador y en particular contra él. Siente indignación, de que el Ecuador tuvo la mayor bonanza en su historia, que con 400 mil millones de dólares que llegó a tener, hubiera podido convertirse en “un paraíso”.
Gracias al movimiento indígena pudo seguir con vida y con ello poder seguir investigando. De ahí su respeto hacia ellos, aunque también es crítico de que ciertos dirigentes se hayan vendido a algunos gobiernos. En todo caso, cree que ellos representan una salida para el país y está listo para acompañarlos en lo que pueda aportar.
Tiene algunas propuestas de varios sectores y tendencias, pero no rechaza la posibilidad de una alianza con el movimiento indígena ante las próximas elecciones presidenciales. No tiene partido político ni hace campaña al respecto, pero si por cosas de la vida llegara al “otro poder”, como presidente seguiría con la misma línea de combate que ha tenido todo este tiempo, y categóricamente señala que será “implacable con la corrupción”.
Está consciente que el Estado ecuatoriano está “podrido” y por más cambios que se pretendan hacer, si no hay un cambio ético será difícil construir otro Estado que haga posible otro Ecuador. Villavicencio ha constatado como casi todos los políticos tienen negocios con el Estado, ingresan a la política y buscan el poder para luego poder tener contratos privados con el Estado. Los “políticos de estantería” no buscan el bienestar del país sino acomodarse a costa del Estado.
Llama a demoler el Estado actual. Lo importante ahora no son las ideologías sino los ideales y el cómo se entiende el poder, lo que no significa que desaparezcan las ideologías. Es un tema civilizatorio, ético, más que ideológico, pues está en peligro la continuidad de la especia humana, y para ello hay que salir del modelo extractivista, empujado por la derecha y los correistas.
Para todo lo cual se necesita una nueva visión del mundo, más allá del consenso de Washington, de Pekín, del Foro de Sao Paulo. Está claro, en que Rusia y China son parte del capitalismo voraz. Y para cambiar todo ello, sabe que es fundamental un amplio acuerdo societal. Y eso espera que se produzca próximamente y está listo para participar de ello.
Villavicencio está orgulloso de lo que han hecho él y los pocos periodistas de investigación que existen, pues han hecho una revolución a pesar de que se jugaban su vida. Aclara que se refiere a los periodistas y no a los medios, pues “ya no estamos en el tiempo de los medios sino de los periodistas”. Ahora no hay obstáculo para hacer periodismo, con un teléfono y documentos se puede hacerlo, y luego difundir a través de una web que cuesta 60 dólares, lo dice sin tapujos. Ello es verdad, y que es lo que hemos hecho nosotros.
Dice que algunos le acusan de hacer activismo político; y “si así fuera, qué…”. Lo que importa es lo que se hace, llámese periodismo o activismo. Hay otros que le inculpan de oportunismo por querer aprovecharse de sus investigaciones. El oportunismo político es de los “aventureros” que aparecen de la noche a la mañana, y no de quienes han demostrado un compromiso en toda su vida.
Audio de la conversación de Fernando Villavicencio con Alterativa