Por Diego Velasco Andrade
Y no se hizo el milagro de los panes y los peces gordos lelin-morenistas, en el mar de los sargazos de su tan vapuleada percepción e imagen pública; su tragedia ocurrió ante las cámaras de los influencers perio-listos y de los medios de in-comunicación aliados al impopular “gobierno de todos y de todas”… Luego de once días de lucha del pueblo en las calles, con una decena de muertos, cientos de heridos y contusos de por medio y de un infructuoso diálogo entre el campo de lo popular, los movimientos sociales, las organizaciones indígenas y el cuasi derrocado gobierno cuántico en acelerada fisión. Lenin Moreno: el cuántico neoliberal estaba solo, pendiendo de un hilo con todo el pesar e infortunio a cuestas de su aliada: la derecha “judas oligárquica”, que hasta antes de ese evento lo apoyaba, eso sí, con ciertas condiciones…
UNA MESA DISPUESTA PARA EL ESCARNIO EN TV, QUE TERMINÓ EN PAMPA MESA ANDINA
Ante la insostenible y sangrienta coyuntura y, con la explícita intención de eliminar el decreto 883 que simbolizaba la inminente ejecutoriedad de las medidas impuestas por el lobby FMI, el movimiento indígena planteó un diálogo público y televisado que pondría, -paradójicamente en desacuerdo a todo lo previsto-, y en la más cruda evidencia ante millones de ecuatorianos, la patética mediocridad e inoperancia de los funcionarios públicos; de aquellos probos e inteligentes “ascensores” arribistas secretarios de administración y del mismísimo Presidente, ahora ya perdido en el Quito de su solitario banquito. Un Lenin Moreno Garcés huidizo y sin libreto, huérfano del apoyo del iracundo bigote libanés, quien vociferaba desde el “puente de la desunión nacional”, en una de sus imprudentes bocanadas de soberbia, sus protervas y racistas intenciones de cercarse en su poder blanco celeste, hasta en las mismísimas regiones ecológicas del país que alimentan a su metrópoli repleta de migrantes.
Fue entonces, en un memorioso 13 de octubre y en un debate televisado en vivo y en directo, cuando las limitaciones y carencias técnicas y su mediocre actuación farandulera de casi tres años del llamado popularmente “Lerdín Moreno”, prevalido de su bonachona figura navideña y de su rampante ventriloquía cuántica, iban a colapsar… Previamente, el 12 de octubre, fecha tan significativa como funesta, prevista por el movimiento indígena para su victoria, los sectores más duros de la oligarquía y la derecha recalcitrante, apoyados por las ya archiconocidas tácticas de “bandera falsa”, habían intentado la típica estrategia de los saqueos, incendios y vandalismo con agentes infiltrados en comercios y edificios públicos; estrategia perversa que luego repetirían con maestría inigualable, los respectivos lacayos de los servicios de seguridad, en Chile y Bolivia. Con ello, se pretendía imponer un estado de excepción represor para prever una insurrección popular, resguardándose por un “toque de queda” que fue rechazado masivamente en aquella memorable noche de octubre con campanadas de cacerolas vacías, por los pueblos, barrios, comunidades y miles de familias organizadas, en un cada vez más insurrecto Ecuador.
¿Porqué se dio el auto-atentado a la Contraloría? la respuesta la debe tener el Señor Controlador: un ex galán sociólogo in-docente, tan conocido por nosotros los antiguos estudiantes centralinos ochenteros y “re-conocido” por cobrar sueldo sin dar un minuto de clases; por haber sido aquel ex furibundo militante “comunistoide” de los años 70 y líder del ya fenecido movimiento recontra evolucionario: Liberación Nacional LN, pero que hace ya dos décadas, habíase convertido en un elegante vejete de corbatita roja, bigotillos mentirosos y cabellos descompuestos, que seguramente se ofreció de voluntario, entre whiskies y media noche, ante los iluminados agentes del imperio y del gobierno derechoso, de la “inteligentzia” policial y algún glosado deudor, para ejecutar el exitoso operativo de incendiar su propio e inoperante trabajo; todo para mantener la mentira de que eran las salvajes masas vandálicas indígenas, insufladas por el “correísmo” omnipotente, quienes las provocaron para ocultar las trafasías del mismo compadrazgo “correísta-lelin-ista”, del cual el mismísimo Controlador del Celi-bato forzado, había sido fiel, agencioso y obsecuente servidor.
IZA, IZA, IZA: COMIENZA LA PALIZA DEL MOVIMIENTO INDÍGENA A LA MEDIOCRIDAD GOBIERNISTA
Y, en aquella ocasión memorable, que no fue pampa mesa comunitaria de algún solsticio o equinoccio andino ecuatorial, sino un ring predispuesto entre contradictorios bandos, para hacer quedar muy mal al mundo rural y atrasado y a la ingenua cosmo-visión indígena, convenientemente dispuesta a la izquierda de las pantallas como representación de todo aquello “ya superado”, de todo lo salvaje, atrasado y cuasi analfabeto; contando con la gentil colaboración de un mediador francófono fungiendo de árbitro parcializado, que nunca habría podido imaginar ser mudo testigo de una pal-Iza trilingüe y de traducción simultánea en varios registros de con-ciencia, alternativas concretas, sentido común, altivez, identidad y digna resistencia, propinada por los representantes indígenas, al huidizo y hasta ese minuto, cuasi prófugo, presidente “lelo-cuántico”.
Nunca antes, se había visto en vivo y en directo, a jóvenes líderes indígenas, enfrentar con tanta soltura, valentía y claridad, retando en el idioma del que no son nativo hablantes, a sus propios verdugos; haciendo valer sus planteamientos naturales ante centurias de colonialismo vil, explotación y burdo racismo; retomando el hilo de la remarcable lucha iniciada hace justamente 30 años, al inicio del mítico X Pacha Kutik andino (espacio/tiempo andino de volteo de realidades) y recordando en todo momento a sus ignorantes contertulios, la necesaria construcción de un ansiado Ecuador no racista, equitativo, con identidad pero con valoración de las diversidades humanas y de la naturaleza; en búsqueda permanente de plurinacionalidad y multi-culturalidad, garantizada por la Constitución ecuatoriana, pero hecha tabla rasa por parte de las arcaicas “élites”.
Y fue entonces patético mirar al “bando de la derecha” (de la pantalla televisiva y de todo un país de arcaísmo neoliberal) tratar de desviar la atención de sus reales intereses en la toma de medidas económicas en vista del ingreso del lobby transnacional para devorarse el banquete del boom minero ecuatorial; de sus pujos y ansias inmediatas por explotar el diabólico oro vil y la oxidada plata, a cambio de expoliar la fuentes de agua, la vida vegetal, humana y animal, en suma la biodiversidad de una Pacha tierra sagrada, tantas veces hollada y mancillada por más de quinientos años.
Quedaron claras y transparentes entonces, las motivaciones del gobierno y su mañosa necesidad impuesta desde el Norte, para establecer sus medidas de pago solvente, a las deudas convenientemente contraídas con chulqueros fondo monetaristas internacionales, todo a través del sacrificio del bolsillo popular, con la garantía del aumento del precio en combustibles, mayor expolio laboral, privatización y control en los servicios en educación, salud pública, pensiones jubilares y en suma, del verdadero “bien estar” de las actuales y nuevas generaciones.
Previamente y, de seguro para evitar un “vandalismo verbal” justo y necesario por parte de los indígenas que fueron convocados como supuestos “conejillos de indias” a la mesa de su rendición, el negociador de la ONU, cual zorrillo franchute salido de alguna serie de la Warner Bross, ducho en resolución de conflictos a favor de los intereses trans-nacionales, habría suplicado que no aparecieran en el ring: la autoritaria, prepotente y Maléfica Romo: Ministra de Interiores, con sus mentirosos cuernos de combate o peor aún algún octogenario Menestro Jarrín: ex militar jubilado de heroicas batallas nunca dadas, ahora solamente seguro de sentirse apoyado de robo-cops lanzallamas, perdigones dirigidos al ojo tuerto y caducados gases policiales.
Luego de una inesperada, y sobretodo desesperada, declaración presidencial temerosa por lo que se venía, pero que fue registrada y televisada frente a las cámaras nacionales y mundiales, para la derogatoria del maléfico decreto 883, irrumpió en las calles de Quito y en gran parte del país, la ruidosa celebración popular. Nunca antes habíamos sido testigos de una derogatoria, de lo que antes había subido por orden y gracia de los comandantes imperiales. El campo de lo popular e indígena no lo podía creer: era una celebraciónvictoriosaen el plenilunio de un 13 de octubre, que duraría hasta el día siguiente. Previamente, unos cuánticos ascensores del poder, con el torero circense Esteban Rufián, a la cabeza: un artista experto en el ruedo de manoletinas y cruzados de pecho por la espalda del pueblo, habían intentado alterar fuera de cámaras el acuerdo público sin éxito; sin embargo, otras estrategias esta vez mediáticas, por parte de los grandes derrotados de la jornada, vendrían a partir de la mañana siguiente…